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Todas las nominadas al Oscar (segunda parte)

Breves comentarios sobre las nominadas al Oscar como Mejor Película. En esta segunda entrada, las cinco restantes ordenadas alfabéticamente.

Afiche de 'Lazos de sangre'Lazos de sangre (Winter's Bone)
Dirección: Debra Granik. Elenco: Jennifer Lawrence, Isaiah Stone, Ashlee Thompson, Valerie Richards, Shelley Waggener. Nominaciones: 4.
La más independiente de todas las nominadas es una especie de negrísimo y anacrónico noir rural en las profundidades de los Estados Unidos profundo, con un final que, dentro de todo, termina siendo algo redentor y oxigena de buena manera una película que de otro modo hubiera sido indigerible (es decir, sólo hubiera generado un perturbador pero irreflexivo desasosiego). Las actuaciones -en general lo más elogiado por la crítica y la Academia- no terminan de convencer: Jennifer Lawrence nunca logra despegarse del todo de su ajenidad a ese mundo tan sórdido.


Afiche de 'Mi familia'Mi familia (The Kids Are All Right)
Dirección: Lisa Cholodenko. Elenco: Annette Bening, Julianne Moore, Mark Ruffalo, Mia Wasikowska, Josh Hutcherson. Nominaciones: 4.
Lo más intersante (y lo que corrobora que la pelea ya está ganada, o al menos que la victoria es inexorable) es la naturalidad con la que se busca mostrar la vida de una pareja de lesbianas con sus dos hijos. Hay además detalles que muestran inteligencia y sensibilidad por parte de Cholodenko. Pero se nota cierta chatura en algunos personajes y un puñado de escenas -sobre las que se apoya uno de los conflictos centrales de la película- parecen sacadas de una película de Nancy Meyers.


Afiche de 'Red social'Red social (The Social Network)
Dirección: David Fincher. Elenco: Jesse Eisenberg, Justin Timberlake, Andrew Garfield, Rooney Mara, Max Minghella. Nominaciones: 8.
La -por quien suscribe- tan temida "película de Facebook" terminó siendo más una certera pintura de una época que la historia del surgimiento de la más popular de las redes sociales. Narrada de modo bastante clásico (aunque cada tanto Fincher no pueda con su genio y muestre la hilacha, como en la desubicada escena de la regata) y estructurada de manera inteligente, la película ofrece los suficientes matices como para no andar bajando línea. Y es menos superficial de lo que algunas miradas dolineanas (ya saben: aquello de que todo lo que hacen los tipos es para levantarse minas) sugieren. ¿Lo mejor de Fincher?


Afiche de 'Temple de acero'Temple de acero (True Grit)
Dirección: Ethan y Joel Coen. Elenco: Jeff Bridges, Hailee Steinfeld, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper. Nominaciones: 10.
En el comienzo parece amagar con ser un western posmoderno y desmitificador, un poco al estilo de Sam Peckinpah. Pero a medida que avanza la historia se va volviendo más clásica, y la épica del pistolero (uno de los mitos fundantes de Estados Unidos como nación), refrendada sobre todo en un par de bellas escenas sobre el final, se transforma en uno de los ejes de la película. A pesar de algunos comentarios progresistas bien ubicados, quizá el punto más flojo sea cómo se trata la venganza, un tópico muy común dentro del género.


Afiche de 'Toy Story 3'Toy Story 3
Dirección: Lee Unkrich. Voces: Tom Hanks, Tim Allen, Joan Cusack, Ned Beatty, Michael Keaton. Nominaciones: 5.
La tercera entrega de la saga de los juguetes es otra típica película de Pixar, con el paso del tiempo como uno de los ejes centrales y reiterados guiños para adultos (algunos evidentes, otros no tanto, la mayoría en forma de citas). Bastante clásica, bien narrada y genuinamente emocionante, con excepción de un tramposo plano sobre el final (ya comentado en este blog) que resta unos cuantos puntos. ■

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Todas las nominadas al Oscar (primera parte)

Breves comentarios sobre las nominadas al Oscar como Mejor Película. En esta entrada, las primeras cinco ordenadas alfabéticamente.

Afiche de '127 horas'127 horas (127 Hours)
Dirección: Danny Boyle. Elenco: James Franco, Kate Mara, Amber Tamblyn, Sean Bott. Nominaciones: 6.
En medio de una industria cinematográfica que parece obsesionada con abrazar certidumbres (artísticas, comerciales) a Boyle le gusta tomar riesgos, por lo que sus películas suelen ser cuanto menos interesantes. Aquí cuenta una historia real (de la que conviene no saber nada antes de entrar a la sala) de modo poco convencional y muy ingenioso. Situada en el peligroso espacio entre la superficialidad pop y el drama circunspecto, la película logra nutrirse de lo mejor de ambos. Boyle sabe cuándo reflexionar, cuándo excitar y cuándo emocionar, siempre con argumentos nobles (incluso en los momentos más ríspidos).


Afiche de 'El cisne negro'El cisne negro (Black Swan)
Dirección: Darren Aronofsky. Elenco: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Barbara Hershey, Winona Ryder. Nominaciones: 5.
Luego de la anomalía que fue El luchador (su mejor película, incluso a pesar suyo) Aronofsky vuelve a transitar caminos conocidos. Pero aquí, como nunca antes, asesina a la metáfora en pos de una literalidad extrema que sostiene hasta el final, solemne y grandilocuente. Es camp, como ya dijeron muchos, pero en el sentido más puro del concepto. Camp por involuntario y absolutamente serio, de una seriedad que fracasa, para ponerlo en palabras de Susan Sontag. Los absurdos melodramáticos son tomados tan en serio que deleitan por auténticos.


Afiche de 'El discurso del Rey'El discurso del Rey (The King's Speech)
Dirección: Tom Hooper. Elenco: Colin Firth, Helena Bonham Carter, Derek Jacobi, Robert Portal, Richard Dixon. Nominaciones: 12.
Típica película sin riesgos que invita a la crítica más haragana a acumular adjetivos y a los espectadores con pretensiones a elogiar la fotografía. Ni tan dramática para ser un drama ni tan cómica para ser una comedia, aunque lo suficientemente tramposa como para limar las aristas más controvertidas de sus personajes. Una película que entiende a la política no como una construcción colectiva sino apenas como una cuestión de actitud, con un celebradísimo duelo actoral que no es tal porque uno de los dos personajes protagónicos (el de Firth, interpretado bien al gusto de la Academia) tiene menos profundidad que el Río de la Plata. Una película demasiado mediocre, casi teatro filmado.


Afiche de 'El ganador'El ganador (The Fighter)
Dirección: David O. Russell. Elenco: Mark Wahlberg, Christian Bale, Amy Adams, Melissa Leo, Mickey O'Keefe. Nominaciones: 7.
Como en las buenas películas que se adentran en el boxeo y sus arrabales (Toro salvaje y Gatica, el mono, para ejemplificar con dos obras maestras), lo importante transcurre fuera del ring. Con humor pero sin reírse, tomándose las cosas en serio pero sin suntuosidades, El ganador transita todos los tópicos de lo que ya casi es un subgénero y sale bien parada, a pesar de algunos subrayados y de la composición francamente caricaturesca de un puñado de personajes. Las canciones elegidas (de Led Zeppelin a 'Til Tuesday, de Traffic a los Red Hot Chili Peppers) son uno de los puntos altos.


Afiche de 'El origen'El origen (Inception)
Dirección: Christopher Nolan. Elenco: Leonardo DiCaprio, Joseph Gordon-Levitt, Ellen Page, Marion Cotillard, Michael Caine. Nominaciones: 8.
Nolan no sabe filmar escenas de acción (se esconde detrás de un montaje veloz: una huida ante la dificultad, definía Truffaut) y no entiende el cine clásico de Hollywood. Pero a diferencia de su Batman, que tenía -sobre todo en la segunda película- el mérito de hacer creíble y contemporánea hasta la médula la ridícula historia de un millonario que se disfraza por las noches para combatir el delito, aquí se abusa de diálogos interminables, graves y sobreexplicativos, y lo que subyace debajo de tanta parafernalia visual es psicología de artículo de Wikipedia. Una pavada. ■

Fue dicho

La Academia ama la amplitud actoral. Como Kate Winslet, damas y caballeros... En El lector, Kate Winslet, que es inglesa, interpreta a una alemana... Y está nominada. En Una guerra de película, Robert Downey Jr., un estadounidense, interpreta a un australiano que a su vez interpreta a un afroamericano... Nominado. En cuanto a mí, soy australiano, hice de australiano en una película llamada Australia... Y estoy conduciendo esta ceremonia...
A pocas semanas de la entrega de la anhelada estatuilla y ante tantas interpretaciones aparentemente inmaculadas, siempre es bueno recordar las palabras de Hugh Jackman en comienzo de la 81° entrega de los premios Oscar, en febrero de 2009, reveladoras de la anticuada concepción que la Academia de Hollywood tiene sobre el arte. ■

Consumos

– Algunos sostienen que en muchos casos los chicos reconocen primero algunos logos antes que varios conceptos, ¿esto podría llegar a formar una nueva forma de percepción del mundo?

- Es probable que estos objetos de deseo que uno acepta de hecho quizá porten una sensibilidad y sean una manera de pensar lo real. Los logotipos transnacionales son los grandes observadores, analistas y controladores de la vida cotidiana. No sé si llegan antes o después, pero siguen de cerca nuestras conductas y nuestros deseos.
Julián Gorodischer, autor del libro Orden de compra. Diarios de un comprador compulsivo (Editorial Marea), entrevistado por Patricio Barton en el diario Crítica.

El video que abre el post corresponde a los primeros segundos de Logorama (2009), cortometraje francés que a pesar de utilizar los logos de más de mil empresas no recibió ninguna demanda, como contó María en Espectadores. No sólo eso: algunas compañías hasta se lamentaron por no estar. Como no podía ser de otro modo, fue premiado en la reciente entrega de los Oscars. ■

Sobre el Oscar a las películas extranjeras (tercera y última parte)

Anne Hathaway y Tom Sherak anunciaron las películas nominadas para el Oscar 2009
Como se vio en la anterior entrada de esta serie, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood recibe cada año decenas de películas, de muy diversos orígenes y pretensiones, entre las que escoge a las cinco nominadas al Oscar a mejor film de habla no inglesa. Grandes obras fueron reconocidas con la estatuilla dorada, pero en las últimas tres décadas el nivel parece haber decaído, como si los márgenes de elección se hubieran encogido. ¿Cuáles son esos límites? O, en otras palabras, ¿qué está dispuesta a premiar la Academia? A continuación, un intento por trazar un perfil del gusto de Hollywood:
  • ¿Alguien se acuerda quién dirigió Kolya, el nombre de la esperanza, que se llevó el Oscar en 1996? ¿Y Viaje a la esperanza, que había ganado en 1990? La Academia suele premiar a directores desconocidos, algo que parece haberse acentuado en los últimos treinta años con la acumulación de ignotos de realizadores que, en muchos casos, se llevaron el premio por una película que ya nadie recuerda. Pero es bien sabido que Hollywood no es muy afecto a la teoría del autor y, menos aún, a su política. De hecho, una de las reglas especiales para el rubro mejor película de habla no inglesa dice que "la estatuilla de la Academia (Oscar) será otorgado al film y aceptado por el director en nombre de los talentos creativos de la película".

    Hubo algunas excepciones, claro. Se destacan dos: Ingmar Bergman (por Fanny y Alexander, en 1983) y Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre, en 1999). Entre los ganadores de algún Oscar en el rubro se podrían destacar además Ang Lee, Nikita Mikhalkov e István Szabó como realizadores con cierto prestigio. Y hubo otros nombres relevantes que no ganaron pero estuvieron nominados, como Aki Kaurismäki, Emir Kusturica, Ettore Scola, Bertrand Tavernier, Andrzej Wajda, Zhang Yimou. Sin embargo, se insiste: ¿alguien se acuerda quién dirigió Memorias de Antonia, ganadora en 1995? ¿Y quién fue el realizador de Indochina, que se llevó la estatuilla en 1992?
  • La Academia prefiere el fondo a la forma. Es decir, le importa mucho más lo que se cuenta que cómo se lo cuenta. Por eso puede premiar a películas como Mi nombre es Tsotsi o, peor aún, La vida es bella, que se meten con temas "importantes" (la posibilidad de redención, el Holocausto) de una forma cuanto menos discutible. Alcanza con que la historia se narre de manera más bien clásica, pulcra, con alguna pretensión esteticista de qualité y, de ser posible, que busque más la emoción que la reflexión. Para la Academia, el travelling no parece una cuestión moral sino apenas de buen gusto.
  • Y hablando de temas "importantes", esa es otra de las debilidades de Hollywood. Las películas premiadas suelen meterse con asuntos relevantes de modo consciente y premeditado, como advirtiéndole al espectador que no se trata de un film pasatista sino de cine-arte que va a echar luz sobre alguna de las grandes cuestiones de la Humanidad. En este sentido el nazismo y sus alrededores tiene todas las de ganar: desde 1980 hasta hoy al menos siete películas se metieron directa o indirectamente con el tema. Y si además se trata de una película de época las chances de alcanzar la estatuilla se multiplican: 22 de las últimas 29 ganadores narran, total o parcialmente, sucesos al menos diez años anteriores a la fecha de su estreno.
  • Estos temas "importantes" tampoco deben abordarse de cualquier manera. Lo ideal es que prime una mirada más bien tranquilizadora, que ubique fácilmente a los responsables y permita irse a dormir tranquilo, a lo sumo con un dejo de amargura pero sin grandes dudas. La Academia reclama más certezas que riesgos, algo que encontró en -por poner un ejemplo claro- En algún lugar de Africa.
  • Con todos estos asuntos, Hollywood se debe haber quedado sin tiempo para atender el surgimiento de los nuevos cines. Casi ni se enteró de la existencia de renovadoras camadas de directores en Argentina, Corea del Sur, Irán o Rumania, por citar algunos casos notables. Posibilidades tuvo, como se enumeró en el anterior post de esta serie.
Este somero perfil de las películas oscarizadas y orcarizables no quiere decir que todas las premiadas sean malas. Si, por ejemplo, se toma el período que va de 2001 (cuando Juan José Campanella recibió su anterior nominación por El hijo de la novia) hasta hoy se puede encontrar de todo: películas buenas (El último día, Mar adentro), otras mediocres o irrelevantes (En algún lugar de Africa, La vida de los otros, Los falsificadores) y otras malas o directamente pésimas (Las invasiones bárbaras, Mi nombre es Tsotsi, Final de partida). Pero todas encajan en mayor o menor medida con lo antedicho.

En este sentido es interesante el caso de El último día, que en 2001 se impuso sorpresivamente ante El hijo de la novia y la que era la gran favorita, Amélie. En su debut, Danis Tanovic realizó una buena película, con un guión ingenioso, bien narrado, que en un momento abandona la ecuanimidad inicial para tomar partido por los bosnios en la disputa con los serbios y que cuestiona el rol de las tropas de paz de la ONU. Pero deja un mensaje final de lo más convencional (la guerra es terrible) y, acaso deliberadamente, omite mencionar el rol de Estados Unidos. Una sátira refinada e inteligente pero en el fondo inofensiva, que en algún punto marca los límites de la Academia.


El debut de Michael Haneke

Pero este año hay una muy buena película entre las nominadas, que en caso de resultar premiada sería la mejor ganadora del Oscar a película extranjera en mucho tiempo, y la primera ganadora de la Palma de Oro de Cannes en ser premiada por la Academia en 22 años. Un film ambiguo, inteligente, que propone más preguntas que respuestas y resulta inquietante. ¿Qué hace una película de Michael Haneke entre las cinco nominadas? ¿Por qué deciden reconocer el trabajo de uno de los realizadores más lúcidos y menos concesivos de los últimos veinte años?

Hasta ahora Austria había enviado tres películas [1] de Haneke a competir por el Oscar: su ópera prima, El séptimo continente, en 1990; Benny's Video en 1992; y La profesora de piano en 2001. Ninguna fue nominada. Ahora La cinta blanca, enviada por Alemania, consiguió estar entre las cinco finalistas. Probablemente porque se trata de una de sus películas más clásicas y accesibles (aunque sigue estando lejos del clasicismo y la complacencia), porque se mete con un tema casi irresistible para Hollywood (el surgimiento del nazismo) y porque, por primera vez, ambienta la acción en el pasado (una comunidad protestante alemana poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial). Por otro lado, si un director reconocido se lleva la estatuilla podría devolverle al Oscar parte del prestigio perdido.

Pero además de estas cuestiones formales hay otra que puede explicar la nominación. En una mirada superficial sobre La cinta blanca, es sencillo y tranquilizador creer que, bueno, esos padres represores y poco cariñosos fueron los culpables del surgimiento del nazismo. Pero es bastante más complejo y angustiante, por lo ambiguo, pensar en una conexión entre aquella sociedad patriarcal que muestra la película y el presente. El cine del alemán, poco concesivo, suele abrumar con preguntas y no ofrece esas certezas que tanto le agradan a la Academia.

En su crítica de Los falsificadores publicada en el número 193 de la revista El Amante (junio de 2008), Eduardo Rojas escribió: "En este tipo de historias, por más autobiográfica que sea su base, los más o menos buenos siempre ganan y sólo queda apostar por quién de los malos zafará mediante engaños propios de su condición y cuáles de sus víctimas morirán. Este cine está en las antípodas del de Haneke, un dedo revuelto en el trasero culposo de la conciencia alemana y europea en general. Pero Haneke, apostamos como Sorowitsch (N del R: el protagonista de la película), nunca ganará un Oscar". Pase lo que pase mañana en Los Angeles, Rojas no se habrá equivocado. ■

[1] También envió Caché - Escondido en 2005, pero fue descalificada porque la Academia consideró que la película era más francesa que austriaca. Se trata de una dificultad cada vez más presente, como explica Diego Faraone en Denmen celuloide, aunque probablemente no incida en la calidad de la premiación.

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Sobre el Oscar a las películas extranjeras (segunda parte)

Jérémie Renier y Déborah François en 'El niño', de los hermanos Dardenne
En Costa Rica se produjeron más películas entre 2001 y 2007 que en todo el siglo XX. "Para un convenio entre el Centro de Cine y el Instituto Costarricense de Turismo, logré convencer al ministro de entonces, con el argumento de que 'si algún día ganáramos un Oscar' el mundo entero pondría los ojos en nosotros, como lo hacía cuando llegábamos al Mundial", contó María Lourdes Cortés en su libro Luz en la pantalla - Cine, video y animación en Costa Rica. La única vez que los ticos enviaron una película a competir por el Oscar fue en 2005: Caribe, dirigida por Esteban Ramírez y protagonizada por Jorge Perugorría, no alcanzó a estar entre las nominadas.

El Oscar a la mejor película extranjera puede ser considerado, además de un premio cinematográfico, como la posibilidad de darle trascendencia a un país, de que el mundo pose sus ojos en él aunque más no sea durante algunas semanas de marzo. Galardón adorado por muchos y odiado por otros tantos pero atendido por casi todos, incluso potencias políticas, económicas y cinematográficas como Alemania, Francia o Italia envían cada año sus películas con la ilusión de que obtengan la codiciada estatuilla.

Ahora bien, ¿qué películas decide enviar cada país a competir por el Oscar? ¿Mandan lo que consideran mejor o lo que creen que será del gusto de la Academia? Grandes nombres han ganado alguna vez el galardón. En orden alfabético, y por nombrar sólo algunos, quizá los más notables [1]: Akira Kurosawa (1951, 1975), Federico Fellini (1956, 1957, 1963, 1974), François Truffaut (1973), Ingmar Bergman (1960, 1961, 1983), Jacques Tati (1958), Luis Buñuel (1972), Pedro Almodóvar (1999), René Clément (1950, 1952), Vittorio De Sica (1947, 1949, 1964, 1971).

Pero también otros grandes directores tuvieron la chance a partir de 1956, cuando la categoría se hizo competitiva, y la Academia los ignoró. Es decir, sus películas fueron enviadas pero no quedaron entre las cinco nominadas. A continuación, algunos casos notables:
  • Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne tuvieron tres posibilidades en la competencia por el Oscar, en dos casos con películas que habían ganado la Palma de Oro en Cannes [2]. Bélgica mandó Rosetta en 1999, El hijo en 2002 y El niño en 2005, y ninguna fue nominada.
  • Win Wenders y Werner Herzog compitieron dos veces cada uno por el Oscar a mejor película extranjera. El primero con El amigo americano (1977) y Las alas del deseo (1987); el segundo con El enigma de Gaspar Hauser (1975) y Fitzcarraldo (1982). Ninguna de las cuatro películas llegó a estar entre las cinco finalistas, pero curiosamente ambos recibieron varios años después nominaciones en la categoría mejor documental [3].
  • Polonia envió tres películas de Krzysztof Kieslowski, siempre sin suerte: Una película de amor en 1988, La doble vida de Verónica en 1991 y Blanc en 1994. Rouge consiguió tres nominaciones a los Oscar en 1994, aunque no como película extranjera: fueron por mejor dirección, guión original y fotografía.
Hay varios ejemplos más de directores importantes que tuvieron más de una chance de pelear por el Oscar y fueron ignorados por la Academia (Hou Hsiao-hsien, Lee Chang-dong, Leonardo Favio, Pen-ek Ratanaruang, Roy Andersson, Tsai Ming-liang), pero tampoco es cuestión de aburrir con tanto dato. Es decir que son pocos, alrededor de una docena, los nombres importantes del cine actual que jamás tuvieron la posibilidad de competir por la estatuilla [4].

En 2005, el año de Caribe, 63 países enviaron películas a competir por el Oscar. Argentina se decidió por El aura, de Fabián Bielinsky; Canadá mandó C.R.A.Z.Y., de Jean-Marc Vallée; Taiwan compitió con La nube errante, de Tsai Ming-liang; Bélgica, ya se dijo, insistió con los Dardenne. Pero la Academia eligió premiar a Mi nombre es Tsotsi, una película que de Sudáfrica sólo tenía el idioma, dirigida por el desconocido Gavin Hood que, previsiblemente, terminó trabajando en Hollywood.

Los datos demuestran que la Academia recibe cada año todo tipo de películas, y no sólo las que se sospecha que puede ser de su agrado. Así que su decisión está menos limitada de lo podía pensarse a priori. Entonces, ¿por qué elije lo que elije? ¿Hay un gusto definido, o las decisiones son demasiado eclécticas? Las posibles respuestas quedan pendientes para la próxima y última entrega de esta serie, donde además se analizará el caso de un gran autor que este domingo podría recibir un Oscar. ■

[1] Como se sabe, en la ceremonia de entrega de los Oscar se premia a las producciones del año anterior. Este domingo, por ejemplo, serán distinguidas las mejores películas de 2009. Por eso, cada vez que en esta entrada aparece el año de un film se trata del momento en que fue realizado, y no del año en el que se llevó a cabo la premiación.
[2] Sólo cinco directores ganaron dos veces la Palma de Oro en Cannes. Además de los Dardenne lo hicieron Bille August, Shohei Imamura, Emir Kusturica y Francis Ford Coppola. Dejando de lado al realizador estadounidense, todos los demás tuvieron la posibilidad de competir por el Oscar a mejor película extranjera. Sólo uno lo ganó: August con Pelle, el conquistador, en 1988. Kustutica estuvo nominado en 1985 con Papá salió en viaje de negocios, que perdió ante La historia oficial, de Luis Puenzo.
[3] Wender fue nominado en 2000 por su documental Buena Vista Social Club, y Herzog en 2009 por Encounters at the End of the World.
[4] Una lista de directores importantes del dice actual que jamás tuvieron posibilidad de competir por el Oscar a mejor película extranjera podría incluir a Apichatpong Weerasethakul, Béla Tarr, Claire Denis, Hong Sang-soo, Lisandro Alonso, Lucrecia Martel, Otar Iosseliani, Park Chan-wook, Šarunas Bartas y Takeshi Kitano.

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Sobre el Oscar a las películas extranjeras (primera parte)

Max von Sydow y Pelle Hvenegaard en 'Pelle, el conquistador', de Bille August
La primera vez que Francia e Italia no consiguieron una nominación a los premios Oscar en la categoría mejor película de habla no inglesa fue en 1961. Quedaron afuera de la competencia por la dorada estatuilla al enviar films que, de algún modo, ponían en tensión el modelo narrativo imperante: El año pasado en Marienbad (L'Année dernière à Marienbad), de Alain Resnais, y La noche (La notte), de Michelangelo Antonioni, respectivamente [1]. Curiosamente, ambas películas habían triunfado en dos de los festivales de cine más prestigiosos del mundo: la francesa ganó el León de Oro en Venecia y la italiana, el Oso de Oro en Berlín.

No son muchas las películas que han logrado el Oscar y el premio mayor en alguno de los tres grandes festivales, Venecia, Berlín y Cannes. Desde que se implementó el galardón a mejor película de habla no inglesa en 1947 (primero como premio especial y luego, desde 1956, como categoría competitiva) hubo apenas ocho coincidencias, la última hace 22 años. A continuación, el detalle [2]:
  • Rashomon, de Akira Kurosawa
    Oscar y León de Oro (Venecia, jurado presidido por Mario Gromo) en 1951.
  • Juegos prohibidos (Jeux interdits), de René Clément
    Oscar y León de Oro (Venecia, jurado presidido por Mario Gromo) en 1952.
  • La puerta del infierno (Jigokumon), de Teinosuke Kinugasa
    Oscar y Palma de Oro (Cannes, jurado presidido por Jean Cocteau) en 1954.
  • Orfeo negro (Orfeu Negro), de Marcel Camus
    Oscar y Palma de Oro (Cannes, jurado presidido por Marcel Achard) en 1959.
  • Un hombre y una mujer (Un homme et une femme), de Claude Lelouch
    Oscar y Palma de Oro (Cannes, jurado presidido por Sophia Loren) en 1966.
  • El jardín de los Finzi Contini (Il giardino dei Finzi-Contini), de Vittorio De Sica
    Oscar y Oso de Oro (Berlín, jurado presidido por Bjørn Rasmussen) en 1971.
  • El tambor (Die Blechtrommel), de Volker Schlöndorff
    Oscar y Palma de Oro (Cannes, jurado presidido por Françoise Sagan) en 1979.
  • Pelle, el conquistador (Pelle erobreren), de Bille August
    Oscar y Palma de Oro (Cannes, jurado presidido por Ettore Scola) en 1988.
Aparecen algunas coincidencias más si la lista se amplía a las películas extranjeras nominadas al Oscar. Si se incluye la próxima ceremonia, que se realizará este domingo en Los Angeles, fueron 15 en total [3]. No es tanto si se tiene en cuenta que 267 films no estadounidenses estuvieron nominados o ganaron un Oscar desde 1947, aunque vale aclarar que no siempre la obra premiada en un festival importante es enviada luego por su país a competir por la estatuilla de la Academia.

Por otro lado, está claro que no es lo mismo una entrega de premios que un festival. En el caso de los Oscar votan casi 6 mil miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que representan todas las ramas de la industria y eligen entre los films que cada país decide enviar a competir. En un festival, en cambio, un jurado especial de alrededor de diez personas (nunca las mismas) debe decidir entre un grupo reducido de películas preseleccionadas.

Habría que analizar, entonces, qué películas decidió enviar cada país para competir por el Oscar y qué suerte corrieron. ¿Hay tantas diferencias entre el cine que elige Hollywood y el que circula por los festivales? ¿Qué aspectos tiene en cuenta la Academia para premiar a una película extranjera? ¿Se puede advertir una continuidad ética y estética en sus elecciones? ¿Los países envían lo que creen mejor o lo que sospechan que será del gusto estadounidense? Las respuestas a estas y otras preguntas se abordarán en una próxima entrada. ■

[1] El film de Resnais consiguió, de todos modos, una nominación por guión original en 1963, luego de su estreno en Estados Unidos.
[2] A la lista se pueden sumar un caso especial: El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no kamikakushi), de Hayao Miyazaki, obtuvo en 2002 el Oscar a mejor largometraje animado y el Oso de Oro de Berlín (jurado presidido por Mira Nair). Y en cuatro oportunidades (1945, 1948, 1955 y 1988) films estadounidenses o ingleses que ganaron el premio de la Academia como mejor película habían sido distinguidos en alguno de los tres grandes festivales. Pero lo que aquí se intenta analizar es cómo Hollywood mira al cine del resto del mundo, y no cómo se mira a sí mismo.
[3] La lista completa se puede descargar en formato *.doc desde aquí. En 1959, 1966, 1993 y 2009 hubo dos ganadores del premio mayor de alguno de los tres grandes festivales entre las cinco nominadas al Oscar como película extranjera.

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And the loser is... everybody

Los premios Oscar
Dentro de unas horas comienza la ceremonia de entrega de los premios Oscar en el Kodak Theatre de Los Angeles. Luego del papelón del año pasado no voy a intentar pronósticos. Para eso pueden recurrir a quienes tienen más oficio y están mejor informados, como el crítico Diego Lerer.

De lo que no tengo dudas es de que se trata de una de las premiaciones más chotas de los últimos años. Las cinco nominadas son películas mediocres, chatas, temerosas, con poco para ofrecer. Ni siquiera hay algún peligroso bodrio estilo Vidas cruzadas (Crash, Paul Haggis, 2004), que ganó en 2006 y generó un escándalo en algunos ámbitos. La única excepción es Slumdog millionaire, la de Danny Boyle, que no es gran cosa pero al menos agitó y permitió la discusión. El resto, poco y nada.

Por la proximidad de los Oscar, febrero suele ser el mejor mes para ver cine made in Hollywood. Hay montones de estrenos -tanques y no tanto-, todos discutimos sobre ellos y nos ponemos complacientes con películas que probablemente jamás volvamos a ver. Por suerte sólo tiene 28 días: a fines de marzo comienza el Bafici, y luego viene Cannes para marcar gran parte de la agenda del resto del año. Y ahí, sí, veremos otro cine. Que también tiene sus vicios pero suele deparar más sorpresas. ■

¿De la abyección?

Dev Patel y Freida Pinto en 'Slumdog Millionaire'
Cuando Jacques Rivette planteó la idea de la abyección, hace casi 50 años, hablaba de una película sobre el Holocausto. Sostenía que ante ese tipo de temas cualquier búsqueda de realismo es incompleta, que "cualquier enfoque tradicional del 'espectáculo' denota voyeurismo y pornografía".

Afiche de 'Slumdog Millionaire'
SLUMDOG MILLIONAIRE - ¿QUIEN QUIERE SER MILLONARIO? (2008)
Título original: Slumdog Millionaire. Fecha de estreno: en Estados Unidos, 12 de noviembre; en Argentina, 12 de febrero de 2009. País: Estados Unidos y Gran Bretaña. Duración: 120 minutos. Dirección: Danny Boyle. Producción: Christian Colson, Paul Ritchie. Guión: Simon Beaufoy, sobre una novela de Vikas Swarup. Fotografía: Anthony Dod Mantle. Montaje: Chris Dickens. Música original: A.R. Rahman. Elenco: Dev Patel (Jamal K. Malik), Madhur Mittal (Salim), Freida Pinto (Latika), Anil Kapoor (Kumar), Irrfan Khan (jefe de policía).

Con los años los conceptos suelen desvirtuarse. Así como hoy cualquier director con un puñado de obras atendibles es catalogado de auteur, a cualquier película que muestra alguna crueldad se la tilda de abyecta. Slumdog Millionaire, la última de Danny Boyle, cayó en la volteada. ¿Lo merece?

Hay, por encima de todo, una cuestión que permite refutar las acusaciones. Slumdog Millionaire - ¿Quién quiere ser millonario? (tal el ridículo título con el que se estrenó en Argentina) no tiene pretensiones de realidad. Todos los padecimientos de Jamal (que el crítico Diego Batlle se encargó de enumerar, con bastante saña, en Otros Cines [*]) se narran desde sus recuerdos, y la película, aunque ocasionalmente cambia el punto de vista, nunca se despega de eso. Todo es una gran ilusión -cuento de hadas o fábula, sostienen algunos- y Boyle jamás busca ocultarlo.

Por eso las preguntas del conductor del programa de concursos encajan a la perfección con la vida de Jamal. Por eso los pibes caen del tren y quedan, oh casualidad, frente al Taj Mahal. Por eso el protagonista encuentra sin mayores problemas a Latika en una ciudad de casi 14 millones de habitantes. Está todo escrito (It is written), como la respuesta que, al final, entrega la película al multiple choice que se planteaba de entrada. Está escrito, está guionado, es ficción. El baile final, mientras pasan los créditos, que algunos vieron como descolgado o incoherente, está completamente en sintonía con esto. Sólo hace más evidente la ilusión, que siempre estuvo ahí.

Esto no es Ciudad de Dios (Cidade de Deus, Fernando Meirelles, 2002), en la que le pegan un tiro en el pie a un nene y el director hace un primer plano. Tampoco Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006), con sus intenciones de aleccionar sobre los problemas del mundo. Menos aún Tropa de Elite (José Padilha, 2007), con su pretendido realismo televisivo. Es una historia de amor, ficcional por donde se la mire, sin realismos.

Creerán entonces que quien suscribe se enamoró del film y defiende cada una de las diez nominaciones a los Oscar. Bueno, no. La película, se dijo, no es abyecta, aunque sí cae en algunos excesos y por momentos amaga con golpear debajo del cinturón. Ese es su principal problema. La escena de la tortura (que Boyle mantiene ligeramente fuera de campo) es una pifia no sólo por lo que muestra sino porque está en un registro distinto al del resto del film. Algo similar ocurre cuando los mafiosos le queman los ojos a un chico y, quizá en menor medida, cuando es asesinada la madre de Jamal. Todo eso tendría que haber sido atenuado.

A este problema hay que sumar la reiteración en exceso de un recurso: la idea original (contar la historia de un hombre a partir de las preguntas que le hacen en un concurso) es muy buena, pero el ir y venir entre la actualidad y los flashbacks se torna repetitivo y predecible. Eso, un final algo empalagoso, alguna escena de folletín turístico (la del Taj Mahal) y los excesos ya mencionado hacen de Slumdog... una película mediocre aunque disfrutable, que vale la pena ver. Pero -perdón por la insistencia- de ninguna manera abyecta. ■

[*] En la nota citada, Battle sostiene que "Slumdog Millionaire es el tipo de películas que suelen distanciar y hasta enemistar a críticos y cinéfilos con el resto de los mortales". Nada que ver: la de Boyle no parece ser de esas que se aman o se odian, o de esas que el público adora y la crítica destruye. En el medio hay montones de miradas distintas, que no tildan a la película de abyecta ni la abrazan como una obra maestra absoluta. Algunos ejemplos: Hernán en Plano Cenital; Carolina en Morir en Venecia; Leonardo M. D'Espósito en Crítica; Martín Pérez en Radar.

Las dos películas de Fincher

Brad Pitt y Cate Blanchett en 'El curioso caso de Benjamin Button'
Tomaron un relato breve e hicieron una película de más de dos horas y media. Consiguió 13 nominaciones a los Oscar, entre ellas la de mejor actor para Brad Pitt [*], que tiene cuarenta y pico y con toneladas de maquillaje y unos cuantos gigabytes encima interpreta primero a un pibe en el cuerpo de un viejo y luego lo opuesto. Encima la escribió Eric Roth, a quien varios acusan de armar algo demasiado parecido a otro de sus productos, Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994).

Afiche de 'El curioso caso de Benjamin Button'
EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON (2008)
Título original: The Curious Case of Benjamin Button. Fecha de estreno: en Estados Unidos, 25 de diciembre; en Argentina, 5 de febrero de 2009. País: Estados Unidos. Duración: 166 minutos. Dirección: David Fincher. Producción: Ceán Chaffin, Kathleen Kennedy, Frank Marshall. Guión: Eric Roth. Fotografía: Claudio Miranda. Montaje: Kirk Baxter y Angus Wall. Música original: Alexandre Desplat. Elenco: Brad Pitt (Benjamin Button), Cate Blanchett (Daisy), Tilda Swinton (Elizabeth), Mahershalalhashbaz Ali (Tizzy), Julia Ormond (Caroline), Jason Flemyng (Thomas Button), Taraji P. Henson (Queenie), Ted Manson (Daws), Edith Ivey (Maple), Jared Harris (Mike).

Y sin embargo, desde ese desalentador punto de partida, El curioso caso de Benjamin Button supera las expectativas. Hasta casi, casi logra ser una buena película. El problema es que parece haber dos films dentro de uno: el primero es divertido y poco pretencioso, donde las cosas ocurren sin más; el otro es solemne, lleno de moralejas con ínfulas de importancia. Quienes simpaticen con Fincher podrán argumentar que uno es obra suya y el otro de Roth, lo que no es para nada cierto pero suena tranquilizador.

Hay un, digamos, realismo mágico en toda la historia. Así como nadie se asombraba en Macondo por los varios años de lluvia permanente, no se organiza aquí una gran junta médica para estudiar a Benjamin, que nació viejo y se va rejuveneciendo a medida que crece. Su caso es curioso, sí, aunque se lo acepta sin demasiados reparos.

Pero que al señor Daws le hayan caído siete rayos o que un remolcador choque con un submarino puede ser entretenido; que un reloj gire en sentido inverso o un colibrí aparezca en medio del mar o bajo una lluvia huracanada, en cambio, exaspera. Algo similar ocurre con los diálogos: "Pobre chico, sacó lo peor de su madre. Salió blanco", exclama Queenie la primera vez que ve al avenjentado bebé; "estamos destinados a perder a la gente que amamos. ¿De qué otra forma podríamos saber lo importante que son para nosotros?", alecciona, más adelante, la señora Maple. Y con las escenas: el accidente narrado desde lo que no ocurrió (aunque al final, ay, se lo sobreexplique) y las artificiosas salidas y puestas del Sol. Y con las emociones: son auténticas, sin golpes bajos, aunque recargadas.

Si David Fincher se hubiera limitado a contar la vida de Benjamin, sus peripecias y su relación con Daisy habría sido otra la película, menos solemne y mucho más atendible. Pero la cantidad de metáforas, figuras y sermones acerca de disfrutar mientras dura, aceptar la vida con lo bueno y lo malo y unos cuantos etcéteras terminan sepultándola en la mediocridad.

El curioso caso de Benjamin Button supera aquellas agoreras expectativas. Y hasta casi, casi logra ser una buena película. ■

[*] Más que una actuación, la de Pitt es una caracterización. O varias. La película parece armada para que se luzca como tipo fachero más que como actor. Pero, bueno, Kirk Lazarus ya nos había explicado en Una guerra de película (Tropic Thunder, Ben Stiller, 2008) qué hace falta para conseguir el Oscar.

Breves sobre los Oscar

Uno. Esta madrugada Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men, Joel y Ethan Coen, 2007) ganó el Oscar a la mejor película, lo que habla tanto de la previsibilidad de la Academia de Hollywood como de la poca pericia de este bloguer para los pronósticos.

Dos. ¿Por qué TNT no ofreció en su transmisión para América latina una segunda pista de audio (SAP)? Es preferible entender a medias en idioma original que tener que soportar las insufribles voces de los traductores y su castellano neutro.

Tres. Los premios nunca estarán exentos de polémica. Ni los más cuestionados ni los más prestigiosos. ■

And the Oscar goes to...

La entrega de los Oscar, premios de la industria del cine estadounidense, tiene escaso valor artístico. No hace falta más que remitirse a un par de ejemplos. Vidas cruzadas (Crash), de Paul Haggis, una de las peores películas de los últimos años, se quedó con la estatuilla en 2006. Y Buenos muchachos (Goodfellas, Martin Scorsese) perdió ante un film que hoy no resiste ni media revisión como Danza con lobos (Dances with Wolves, Kevin Costner) en 1991, año en el que también consiguió una nominación la insufrible Ghost, la sombra del amor (Ghost, Jerry Zucker).

Pero todo el mundo de cine, directa o indirectamente, por interés o curiosidad, le pone un ojo a la ceremonia. Cinematófilos no será la excepción.

En Buenos Aires ya se estrenaron comercialmente dos de las cinco nominadas a mejor película del año: Expiación, deseo y pecado (Atonement), de Joe Wright; y La joven vida de Juno (Juno), de Jason Reitman. Petróleo sangriento (There Will Be Blood), de Paul Thomas Anderson; y Michael Clayton, de Tony Gilroy, que ya se había estrenado el año pasado, llegan este jueves 21. Y Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men), dirigida por los hermanos Coen, recién se exhibirá desde el jueves 6 de marzo, una semana y media después de la ceremonia en el Kodak Theatre.

A la derecha, arriba, bien visible, hay una encuesta con las cinco nominadas como mejor película con sus directores, aunque bien sabido es que Hollywood, en una muestra más de su chotés artística, premia a los productores al elegir el film del año. Sin haber visto ninguna de las candidatas, el pálpito de este bloguer es que el Oscar, en esta última entrega con George Bush en la Casa Blanca, será para Petróleo sangriento. Juno será la Little Miss Sunshine de este año (siempre queda bien nominar una producción independiente, aunque no da para premiarla) y los Coen deberán seguir esperando. Expiación, deseo y pecado será la gran perdedora de la noche y Michael Clayton navegará en la intrascendencia.

Hasta el 24 de febrero, unas horas antes de la premiación, estará disponible la encuesta. En los comentarios pueden fundamentar su decisión. O putear al autor del blog por defenestrar al Oscar y dedicarle una entrada tan superficial al mismo tiempo. ■