Frente a un nuevo Bafici

'Mary and Max', de Adam Elliot
Comenzó esta semana la venta de entradas anticipadas para la décimo segunda edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), que arranca el próximo miércoles. Y ahí, en las entradas, está el primer dato llamativo: aumentaron de ocho a diez pesos. La diferencia de dos pesos puede parecer escasa, sobre todo en relación a las funciones comerciales, pero hay que tener en cuenta que esto es un festival, con cuatrocientas y pico de películas en diez días. Por el mismo dinero con que este año vez diez films la edición pasada podías ver doce. Y te sobraban cuatro mangos.

El otro asunto que llama la atención es la edición de libros, un aspecto del festival que casi siempre ofreció cosas interesantes. El año pasado fueron cuatro, tres de ellos imperdibles. Ahora son sólo dos: Cine Encontrado. ¿Qué es y a dónde va el found footage?, compilación de textos de diferentes autores, y Cinematógrafos, de Edgardo Cozarinsky. Que pueden ser muy buenos -aún no están a la venta- pero son dos, la mitad.

Se podría también hablar de las películas que parecían una fija pero finalmente no están (Roger Koza explicó en su blog algunos de los motivos) y del presupuesto, que no cambió en relación a 2009 pero resulta menor por la inflación, como admitió el propio Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño.

Pero en lugar de tanta queja y cuestionamiento ahora es mejor centrarse en lo que hay, que es mucho y, en general, parece muy bueno. Quien suscribe sólo vio cuatro de las películas que integran la programación, y recomienda tres: La cinta blanca, de Michael Haneke, que ya fue brevemente comentada en este blog; 36 vues du Pic Saint Loup, la más reciente película de Jacques Rivette, encantadora y teatral; y Mary and Max, del australiano Adam Elliot (pero en este caso primero miren en YouTube Harvie Krumpet, un corto anterior del director, ganador de un Oscar, en el que está el germen de esta película).

Claro que ir a ver estos tres films es apostar a lo seguro. Si están en búsqueda de otro tipo de recomendaciones, más arriesgadas, pueden visitar los siguientes blogs y sitios:
Pero a veces lo mejor se encuentra de casualidad, en esa película perdida en la profundidad del catálogo que se eligió ver porque la foto era atractiva, o porque era la única posible en determinado horario, o porque sí, sin más. A veces lo mejor es simplemente dejarse llevar por la intuición o el "olfato cinéfilo". Por más empeño que se ponga, siempre va a parecer alguien con el dato tardío de una obra maestra que ya no podremos ver. ■

5 comentarios:

  1. y ya que estamos... en la parte de quejas la de gomez recién la estrenaron en marzo... de este año! Incrdibile :P

    PD: dinubila la mata a "escala en al ciudad" (fiel a su estilo, moderado y ponderando pero la mata)

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  2. el documental sobre las avneturas de paula felix y peña lo dan en mis cines no favoritos el malb ay el hoyts Buuuuuu... ;)

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  3. Me identifico bastante con lo que contás en el primero y el último párrafo de tu texto.

    Hoy hablaba con una encarada del Arteplex Belgrano y cuando salió el tema de los precios ella argumentaba que era menos de la mitad de lo que sale una entrada del circuito comercial, pero yo le explicaba que en el 2005 las entradas estaban a 3 pesos (con descuento) El incremento de cinco pesos en cinco años, hace daño. Más allá de que hoy veo menos películas que en esa época, porque con el tiempo descubrí que conviene priorizar calidad sobre cantidad, lo cierto es que si quisiera ver las 20 películas que veía en su momento, gastaría muchísimo más.

    Las sorpresas siempre están. Sobretodo cuando uno piensa: ¿me vine hasta acá sólo para ver una película?. El hecho de entrar "virgen" a la sala revitaliza la experiencia. Me ha pasado con películas de Rohmer y Miranda July en ediciones anteriores.

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  4. JB. ¿Y qué me decís de Let the Right One In, que se vio en el Bafici en abril de 2008 y se estrenó comercialmente en octubre de 2009?

    mge. El de las entradas es un asunto del que casi no se habló en estos días. No recordaba el precio de 2005, pero si lo tomamos desde ahí el problema es más notable todavía. Y coincido plenamente: cada vez es más difícil entrar "virgen" a una película, y el Bafici sigue ofreciendo esa posibilidad. Cada tanto conviene no desaprovecharla.

    Un abrazo

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  5. Serán más caras, ¡pero que lindo es caminar por las baldosas nuevas de la Ciudad! Da gusto llegar hasta la puertas de los cines, aunque luego no podamos entrar. Hablando en serio, la ecuación no cierra: más caras, menos películas; menos libros, Lombardi.

    Mientras sacaba las entradas, detrás mio en la fila dos adolescentes iban armando la grilla de acuerdo a las sinopsis de la cartilla, ni leían en nombre del director y menos el origen del film. Una experiencia refrescante. Saludos. Pato

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