Festival de Mar del Plata (tercera entrega)

¿Mi vecino el asesino? ¿Peligro en la intimidad?


El primer plano de la película da cierta idea de ecuanimidad. Alguien embiste a mazazos contra una pared, lo que se muestra desde ambos lados, a dos cámaras, en split screen. De un lado de la medianera vive Leonardo, un diseñador bastante snob y algo soberbio que alcanzó el éxito y ahora parece estar más preocupado por los negocios que por sus creaciones. Junto a su esposa y su hija preadolescente habita la imponente Casa Curuchet de La Plata, única construcción del arquitecto Le Corbusier en América latina. Su vecino, ladrillos de por medio, es Víctor, posible vendedor de autos usados con mucha pinta de chanta. Quiere colocar una ventana en su casa "para atrapar una rayitos de sol", según explica. Pero esa abertura da justo al living de Leonardo, a su intimidad, por lo que el conflicto parece inevitable.

Afiche de 'El hombre de al lado'
EL HOMBRE DE AL LADO (2009)
País: Argentina. Duración: 110 minutos. Dirección: Gastón Duprat y Mariano Cohn. Producción: Fernando Sokolowicz y María Belén De la Torre. Guión: Andrés Duprat. Fotografía: Mariano Cohn y Gastón Duprat. Montaje: Jerónimo Carranza. Música original: Sergio Pángaro. Elenco: Rafael Spregelburg, Daniel Aráoz, Eugenia Alonso, Inés Budassi, Lorenza Acuña.

Este es el planteo básico de El hombre de al lado, la última obra de Gastón Duprat y Mariano Cohn, ganadora del premio al Mejor Película Argentina -compartido con TL-2, la felicidad es una leyenda urbana, de Tetsuo Lumière- en el 24° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. A partir de ahí se ponen en juego el mundo del diseño y su snobismo (desde una mirada irónica), una relación conflictiva entre padre e hija, un matrimonio opaco y, por supuesto, las diferencias de clase entre los vecinos en conflicto.

Pero el tema central gira en torno a los prejuicios. ¿Con qué elementos formamos una idea de alguien? ¿Alcanzan las apariencias para trazar el perfil de una persona? En momentos en que la estigmatización parece ser moneda corriente en Argentina la película -sin pretensiones filosóficas pero con la profundidad necesaria- desafía la percepción del espectador. Mientras que El artista (2008) caía de a ratos en la estructura de aquello que buscaba cuestionar (una película interesante, podría decir algún snob mientras se acaricia el mentón con el índice y el pulgar), aquí todo está mejor pulido y forma y fondo, si es que aún vale la diferenciación, van de la mano.


Las apariencias engañan

"En el terreno de la interpretación su mirada ideológica dará lugar a más de una controversia", escribió Diego Battle en Otros Cines. Bien mirada, la película no debería generar ninguna polémica porque se decide por el único camino posible. La imparcialidad inicial se mantendrá hasta el final. Recién ahí, otra vez con un solo plano, sentará posición. Sin intenciones de adelantar detalles de la trama -menos aún para una obra que muy pocos pudieron ver- se pude decir que cada escena, cada plano deja en claro quién es cada uno de los protagonistas. A diferencia de las películas de Juan José Campanella (en especial Luna de Avellaneda), donde sólo elementos externos a la acción -una concepción de los personajes previa a lo narrado- pueden evitar que el disparo salga por la culata, aquí el asunto funciona al revés. Todo está controlado y las apariencias, entonces, no hacen más que engañar.

Quizá el final sea un tanto abrupto, y a la película le hubiese venido mejor reposar unos minutos. Quizá por momentos la narración caiga en algunas digresiones. Pero aún con sus problemas El hombre de al lado será sin dudas uno de los grandes estrenos del año próximo. Mientras una parte del cine nacional parece no haberse enterado de la aparición de Pizza, birra, faso (1997) y otra -con más profesionalismo y mejores ideas, es cierto- no hace mucho más que putear contra el Incaa, Cohn y Duprat ya realizaron dos películas sorprendentes. Quizá lo que moleste a una parte de la crítica es que dos tipos que vienen de la televisión (donde realizaron algunas producciones deplorables), directores un documental (Yo Presidente, 2006) tan insustancial como apolítico, sean los responsables de dos de las más interesante realizaciones que el cine argentino ofreció en el último par de años. ■

6 comentarios:

  1. Con el tiempo me convertí en admiradora del cine de Cohn y Duprat (incluso me gustó el documental Yo, Presidente que -me permito disentir- no encuentro ni insustancial ni apolítico). Por eso me entusiasma leer esta reseña de su última película: seguro voy a verla apenas la estrenen en el circuito comercial.
    Me gustó mucho tu cobertura del Festival, Andrés. La linkeé (todavía linkeo) desde la home de Espectadores.
    Saludos.

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  2. Pude ver la película en el festival, y coincido con lo que planteás. Tanto ésta como "El artista" no se parecen a nada de lo producido por el cine argentino de los últimos años. Lo que me sorprende de ambas es cómo los directores incluyen muchas ideas piolas sobre la relación entre estética y sociedad (no son muchos lo que pueden jactarse de hacer eso con gracia e inteligencia). Ojalá la nueva película no pase inadvertida.
    Muy buen post.
    Saludos.

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  3. María. No soy admirador de Cohn y Duprat, pero creo que sus dos largometrajes de ficción, como digo en el post, son de lo más interesante de la producción nacional reciente. El hombre de al lado, que parece que tiene estreno previsto para la segunda mitad de 2010, es una gran película, inteligente, para mi superior a El artista. En cuanto a Yo Presidente, tiene un gran momento (cuando Duhalde no sabe qué elegir como el mayor error de su gestión, se suceden las imágenes de los asesinatos de Kosteki y Santillán y luego cuenta que es hermoso matar tiburones con una pistola) pero el discurso general, esa idea de que todos los políticos son chantas, me parece de cuarta. Y las entrevistas son demasiado chatas, casi banales.

    Muchas gracias por los elogios y por los links.

    Caro. Es interesante lo que planteas sobre la relación entre estética y sociedad. En El artista era más evidente, y en El hombre... está más solapado, hasta diría que más refinado. Por eso, entre otras cosas, esta última película me gusta más. No creo que pase inadvertida para la crítica, pero me sumo al deseo de que, además, sea un éxito de público.

    Gracias por los comentarios.

    Saludos

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  4. Me arrepiento de la siesta que tomé en lugar de ir a verla, todo por llegar con energía al film de Kawase, que, como bien dijo una amiga que algo de esto sabe, es una directora un tanto sobrevalorada. Esperemos su estreno comercial entonces. Muy buen post. Pato

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  5. ¡Ví la película y la considero una obra maestra!. La visión/crítica socio-psicológica es simplemente espectacular, creible, y real en una gran mayoría de la gente. Pienso que es, sí, un cine "localista". Probablemente al público de EE.UU., Europa y otras latitudes se les perderán los detalles de La Plata (ciudad en la que estudié arquitectura en los '60 y conocí a los mejores músicos de jazz como Alberto Favero, "Pocho" Lapouble y Santiago Bo -- arquitecto y saxofonista alto --, por ejemplo, y también se perderán la estupenda presentación (vestimentas y estilos de vida) y actuación de los dos actores son principales, y el detalle de conseguir la famosa casa de Le Corbusier (que visité en persona) para ubicar a la familia y definir el guión. Una obra para no dejar de verla.

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  6. Me interesaría saber que piensan de las tramas solapadas. Por ejemplo el teatrito de cartón, desestructua todo diseño, que monta el "de al lado" para seducir a la preadolescente. Lo ven con mucha carga de erotismo o existe algo naif en ese juego?
    Me queda una duda

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