Volver al videoclub

Los videoclubes no son simplemente locales comerciales. Desde fines de los setenta fueron parte central de la revolución cultural del video, que permitió por primera vez el ingreso masivo de la historia del cine a los hogares. Como las librerías, son espacios culturales que la tecnología difícilmente pueda reemplazar.

Jaqueados por la piratería y los servicios de streaming tipo Nextflix, hoy atraviesan una época complicada. Pero mientras las grandes cadenas abandonaron el negocio (el último gigante que tiró la toalla fue Blockbuster, que en noviembre cerró los 300 locales que mantenía en Estados Unidos), algunos videoclubes sobreviven en base a la especialización. Aquí van dos videos que permiten adentrarse en estos gigantes independientes que, de la mano de una atención personalizada y un catálogo inigualable, siguen dando pelea.

Alessandro Magania y Max Tannone realizaron el documental There Were Always Dogs, Never Kids (2012), dedicado al videoclub Alan's Alley Video, de Nueva York.


Y David Chen, del sitio /Film, recorrió los interminables pasillos de Scarecrow Video, en Seattle, probablemente el videoclub más grande del mundo.


Estos dos videos se suman a una movida -integrada también por recientes documentales como Rewind This! y Adjust Your Tracking- que intenta revisar aquella época, rescatarla del olvido. Están hablados en inglés y no tienen subtítulos en castellano. Pero aunque no se entienda el idioma vale la pena verlos, como para volver a esos tiempos en los que nos quedábamos horas dando vueltas por los exhibidores de un videoclub en búsqueda de la próxima gema a descubrir. Para muchos de nosotros, la época en que nació nuestra pasión por el cine. ■

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