A modo de cierre del Bafici 2009

El patio del Abasto durante el Bafici 2009
Después de una semana y pico de hacer la de Super Size Me en el Abasto, de dormir poco y cabecear en alguna función (que suele ser la segunda, la de las dos y pico de la tarde), aquí van, sueltas, desordenadas y sin muchas ideas, algunas cuestiones sobre el reciente Bafici.

Sobre lo que vi. Las que más me gustaron, como habrán leído en el blog, fueron Wendy and Lucy, de Kelly Reichardt, y René, de Helena Trestiková. Pero esas son películas -no por casualidad formaban parte de retrospectivas- a las que uno va dateado, sin asumir demasiados riesgos. Como descubrimiento personal me quedo con A l'ouest do Pluton, de Henry Bernadet y Myriam Verreault.

Sobre lo que vi y no comenté. Por falta de tiempo, ganas o ideas varias quedaron fuera de la cobertura de este blog. Me gustaron mucho Holland, de Thijs Gloger; Elle veut le chaos, de Denis Côté; 35 rhums, de Claire Denis; y Archangel, de Guy Maddin. Un poco menos, aunque también son buenas películas, Breathless, de Yang Ik-June; March, de Händl Klaus; Les plages d'Agnès, de Agnès Varda; Todos mienten, de Matías Piñeiro; y Beeswax, de Andrew Bujalski.

En cambio, tuve sensaciones encontradas con The blessing, de Heidi Maria Faisst, que utiliza demasiado al bebé como elemento de tensión (por lo que bordea reiteradamente el golpe bajo); y con Delta, de Kornél Mundruczó, que es como Béla Tarr en frasco chico (y bien sabemos que Béla Tarr es demasiado grande para entrar en un frasco chico).

Y definitivamente no me gustaron FilmeFobia, de Kiko Goifman, falso documental parecido a un mal capítulo de Jackass; Elevator, de George Dorobantu, algo así como un ejercicio de primer año de escuela de cine; y The Last Winter, de Larry Fessenden, una de terror ecológico que no da miedo. Sobre esta última hay una curiosidad: su director es el protagonista de River of Grass, la de Reichardt, y de I Sell the Dead, de Glenn McQuaid, ambas proyectadas en este Bafici. ¿El mundo del cine es un pañuelo?

Sobre lo que no vi. En medio de la vorágine diaria, con pocas posibilidades de cambiar, solemos enterarnos de que hay películas que ignorábamos y que vale la pena ver. Este año fueron, sobre todo, cuatro documentales: RR, de James Benning; Mellodrama, de Dianna Dilworth; Let's make money, de Erwin Wagenhofer; y A President to Remember, de Robert Drew. Habrá que empezar a buscar.

Sobre el cine de los Straub. Efectivamente, como escribió Roger Koza en su blog, la retrospectiva de Danièle Huillet y Jean-Marie Straub fue "un acontecimiento histórico". Antes de cada proyección, los programadores se encargaron se remarcar las dificultades que enfrentaron para armar el programa y lo celosos que fueron los realizadores con sus obras, en particular con el subtitulado.

Vi Antigone (1992) y los cortos Black Sin (1989) y Lothringen! (1994). También tenía entradas para Class Relations (1983), pero al final no pude ir. Casi me animaría a afirmar que sus películas son teatro filmado; no lo hago por respeto al teatro filmado pero, sobre todo, por mi ignorancia. Digo: Antigone es de hace quince años, no de principios del siglo pasado. Se agradecería que alguien con más bagaje explique de dónde proviene el prestigio de la obra de los Straub.

Sobre lo que podría haber visto. Habría que hacer los números finos con la programación en la mano, pero en principio se pueden ver hasta siete películas en un día (de hecho, lo hice el año pasado en Mar del Plata). No es lo más recomendable, claro, pero sí posible. Para el público el festival se extiende durante once días, lo que, a ese ritmo inhumano, da en total 91 películas. Muy lejos aún de las cuatrocientas y pico, pero si alguien logra la hazaña cinéfaga debería recibir algún tipo de reconocimiento. Podría ser una foto junto a Quintín y Llinás o un viaje al festival de Locarno, a elección. ■

2 comentarios:

  1. Bueno, buno. Este año vì poco: catorce nomás. Y tampoc hice lo de las carreras locas. Bueno, igual nunca estuve ni cerca de las noventa y un aunque hubo dos años en que estuve cerca de la mitad. Como ejercicio y como banquete pantagruélico es bueno. El problema es que después te acordás de aún menos que la mitad. Y porsupu, me encantó Guy Maddin. La de Serra (la confernecia de Serra al final fue super, je) El realismo me pareció sobrevalorada, "she be unfold..." como la definió un colega espectador, "muy perrodependiente" germain más Rain una prueba del estilo propio de los ponjas hagamos dinero beunísima, economic hitman clásica anqe un tanto tercermundista como suelen ser las de la izquierda yanqui, yesman muy divertida, l'initiation está bien..., aquel mes de agosto es muy buena digan lo que quieran. A mí la que más me gustó fue la de Serra
    Un caso especial interesante anqe por ahí pagando el precio del riesgo, la de los chilenos sobre el golpe visto por los chicos
    Saludos. Un gusto
    Ahora a curar el bajón con la de fatkim, la de la hija de costa gavras y las alemanas...

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  2. La de Serra la había visto en Mar del Plata y me había gustado mucho. Ahora tengo que ver Honor de cavalleria, que hace poco me regalaron el DVD. Y Aquele querido mês de agosto la dejé pasar, algo de lo que me estoy arrepintiendo porque me quedo afuera de todas las discusiones que generó.

    Yo ya empecé a llenar el vacío con el ciclo del Malba, que ofrece unas cuantas cosas piolas (aunque la calidad de las proyecciones en general deja bastante que desear).

    Un abrazo

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