El retorno del kinestoscopio

A través del blog de Paula Pampín me entero de que están por lanzar en Estados Unidos los Qingbar GP300, unos anteojos que proyectan películas. En lugar de lentes tienen dos pequeñas pantallas que, mediante una conexión inalámbrica, permiten ver films, fotos o leer un libro en la más absoluta privacidad.

El kinetoscopio de Edison
Pero la idea del cine como acto individual es mucho más antigua de lo que parece. Inventor prolífico y empresario inescrupuloso, Thomas Alva Edison patentó en 1891 el kinetoscopio, un aparato de visión individual que proyectaba rollos continuos de película de 17 metros a 46 imágenes por segundo. Estaba más cerca de ser una atracción de circo que un medio para difundir arte: en general se exhibían las destrezas de gimnastas, acróbatas, contorsionistas, bailarinas. Por su diseño, obligaba al espectador a una posición bastante incómoda, de pie e inclinado hacia adelante, como muestra la imagen que ilustra este post.

El invento tuvo éxito y se difundió con rapidez en ferias, tiendas y otros locales públicos. Edison estaba convencido de que la visión individual era más rentable que las proyecciones públicas, lo que lo llevó a descuidar el perfeccionamiento de su aparato. Sólo comprendió la magnitud del cine como arte de masas en junio de 1896, cuando Félix Mesguich, uno de los operadores de los hermanos Lumière, mostró en Nueva York las bondades del sistema francés.

Recién entonces el mago de Menlo Park comenzó a enfocar su trabajo hacia la exhibición colectiva, lo que sumado a sus malos pero convincentes modales y a sus hábiles maniobras comerciales y judiciales lo convirtió, algunos años después, en el líder de la industria cinematográfica estadounidense. Sus ambiciones fueron tan grandes que le terminaron jugando una mala pasada cuando un grupo de productores independientes huyó hacia el Oeste y fundó Hollywood, como cuenta este muy buen post del blog Plano Cenital.

Está claro que estos anteojos son mucho más cómodos que aquellos aparatos. Pero, en esencia, se trata de lo mismo: el cine como acto individual. ¿Lograrán imponerse esta vez? ■

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