La excusa de los extraterrestres

Sharlto Copley en 'Sector 9', de Neill Blomkamp
Que Sector 9 figure entre las cien mejores películas de la historia en el ránking de la Internet Movie Database (IMDb) es sólo uno de varios disparates; uno menor si se tiene en cuenta que esa lista la encabeza Sueños de libertad (The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994). "Es la película de ciencia ficción más emocionante que llegó en siglos, sin duda la película más emocionante del verano, y muy posiblemente la mejor película que he visto en todo el año", exageró Sara Vilkomerson en The New York Observer. Al más confiable Scott Foundas también se le fue la mano en The Village Voice. "Aún en sus segmentos más convencionales, el director expone las cosas con un genial empuje, usando la acción y los efectos de computadora para realzar en lugar de atorar la historia y los personajes", escribió. El film costó unos 30 millones de dólares y ya lleva recaudados más de 160 millones en todo el mundo.

Afiche de 'Sector 9'
SECTOR 9 (2009)
Título original: District 9. Fecha de estreno: en Nueva Zelanda, 13 de agosto; en Argentina, 24 de septiembre. País: Estados Unidos / Nueva Zelanda. Duración: 112 minutos. Dirección: Neill Blomkamp. Producción: Peter Jackson, Bill Block, Carolynne Cunningham, Ken Kamins. Guión: Neill Blomkamp y Terri Tatchell. Fotografía: Trent Opaloch. Montaje: Julian Clarke. Música original: Clinton Shorter. Diseño de producción: Philip Ivey. Elenco: Sharlto Copley, Jason Cope, William Allen Young, Jed Brophy, Louis Minnaar, Vanessa Haywood, Marian Hooman, Vittorio Leonardi.

El primer largometraje del sudafricano Neill Blomkamp, producido por Peter Jackson, tiene demasiados problemas para merecer tantos elogios de crítica y público. Esos problemas comienzan justamente en la parte más celebrada de la película: el comienzo, esos primeros diez minutos en los que, con un formato que emula al documental, se presenta a los personajes y las raíces de sus futuros conflictos.

Enero de 1982. Una enorme nave especial se posa sobre Johannesburgo, en Sudáfrica. "No todos se sorprendieron de que la nave no se detuvo sobre Manhattan o Washington o Chicago", dice una de los expertos entrevistados, explicitando un acierto menor que era evidente para cualquier espectador más o menos despierto.

La extraña nave permanece inmóvil durante meses hasta que los humanos deciden entrar. "Estábamos cercanos al primer contacto. El mundo entero observaba. Esperando, no lo sé, música celestial y lucecitas brillantes...", explicita otra de las entrevistadas. En lugar de un amigable ET aparecieron cientos, miles de criaturas extrañas, desorientadas, famélicas. Probablemente obreros explotados en algún otro sistema solar.

Las autoridades deciden confinarlos, segregarlos en un barrio (el Sector 9 del título), pero pronto las cosas se descontrolan y el lugar se transforma en una villa miseria. "Ellos te sacan las zapatillas que estás usando. Se fijan la marca y se las llevan. Se llevan cualquier cosa que tengas. Tu celular o cualquier otra cosa. Después de eso te matan", se queja una vecina frente a la cámara. "Un virus, un virus selectivo. Soltarlo cerca de los alienígenas", propone otro de los vecinos, que si viviera por estos pagos vería C5N.

Casi 30 años después los foráneos ya son más de 1,8 millón. La situación es insostenible. El Gobierno decide acudir a Multi-Naciones Unidas (MNU), una empresa privada, para trasladar a todos los "langostinos" (así denominados por su apariencia crustácea) a otra zona, alejada de Johannesburgo, preparada al estilo de un campo de refugiados. MNU designa a cargo de la operación al inoperante Wikus Van de Merwe, yerno del director de la compañía en Sudáfrica. Fin de la descripción, comienzo de la narración.

La alegoría con la situación en Sudáfrica durante los años duros del apartheid es tan evidente que pierde su sentido. Ya se mencionaron en este blog los casos de A la hora señalada (Fred Zinnemann, 1952) y La noche de los muertos vivos (George A. Romero, 1968), películas en las que la sutil alegoría respeta al género y, en consecuencia, también pueden ser vistas sólo como lo que son, un western y una de terror. Blomkamp, en cambio, pone el mensaje por encima. Lo fantástico -como la irrupción de los alienígenas, momento importante en películas de este tipo- pierde potencia en los primeros minutos porque lo que importa es el discurso. Como planteó Leonardo M. D'Espósito en su acertado comentario en Crítica: "(...) en este caso, habría resultado más valiente documentar los restos de segregación en una sociedad como la sudafricana. Con sus pobres bichos, Sector 9 permite la tranquilidad del espectador: después de todo, esos extraterrestres no existen".

Todo esto se relaciona con el otro gran problema de la película. Pasados esos primeros minutos la acción se vuelve más bien rutinaria, convencional, con militares tan sádicos como torpes y escenas de acción escasas de ideas y con estética televisiva. Para peor, en un film que cuestiona la discriminación racial se estigmatiza a los nigerianos, que son presentados como unos negros malísimos, caníbales sin escrúpulos que sólo buscan hacer negocios con la desesperación de los extraterrestres (de hecho, el gobierno de Nigeria prohibió la exhibición de la película).

Previsiblemente, el limitado Van de Merwe toma conciencia, a partir de un accidente, de la mísera situación en que sobreviven los aliens y se cambia de bando. Primero por conveniencia, luego por convicción, se relaciona con uno de ellos. Relación no del todo bien construida, como queda claro en una escena inverosímil, cuando luego de escapar juntos de un tiroteo infernal el protagonista abandona a su compañero alienígena de buenas a primeras.

El otro vínculo en la que se apoya la película es la de Van de Merwe con su esposa, alrededor del cual giran las motivaciones de nuestro héroe por accidente. Nunca convence ese amor a prueba de balas, que se sostiene hasta el último plano, sobre todo porque la rubia parece más una nena de papá que una mujer enamorada.

Por supuesto que Sector 9 tiene sus aciertos (cierto "naturalismo" de los efectos especiales, la actuación del desconocido Sharlto Copley), y si se la enfrenta con otras realizaciones recientes del género que pretenden dejar un mensaje (El día que la tierra se detuvo es el ejemplo más claro) sale bien parada. Pero casi todos los méritos quedan opacados ante la pretensión de decir algo importante a partir de una alegoría por demás evidente. Los extraterrestres, entonces, son apenas una excusa. ■

8 comentarios:

  1. jajajaja
    Buena crítica anqe esta vez no estamos de acuerdo. Subo el post (hoy o mañana) y vengo y te comento bien. Saludos nimios

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  2. Me gustó la peli che. Me pareció que la bajada de línea tiene que ver con el que va dispuesto a que se la bajen. Yo fui prácticamente sin información y, la verdad, es que también tengo poca información de la Historia y de lo que fue el día a día del Apartheid.
    Creo que es una buena película de ciencia ficción porque lo central es la historia y las actuaciones (ese Wikus es buenísimo). No los efectos, que a esta altura de la milanesa, los puede hacer cualquiera que tenga plata.
    Un abrazo

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  3. No es la mejor película de ciencia ficción, mucho menos la mejor del año, pero Sector 9 me gustó. En parte porque le devuelve al cine de ciencia ficción la intención crítica (no importa cuán evidente sea la alegoría sobre el apartheid) y en parte porque juega con la noción clásica de "heroismo" (no estamos ante un héroe impoluto ni ante un antihéroe querible por sus defectos; estamos ante un cretino arrinconado por las circunstancias).

    No me parece que la caracterización de la mafia que comercializa armas y comida para gatos estigmatice al pueblo nigeriano. Creo que los relatos de ciencia ficción, como las historietas, explotan determinados estereotipos: así como del lado de la Ley (del Estado) están los villanos blancos (descendientes de boers, si se quiere); del lado de la clandestinidad están los villanos negros (la mafia nigeriana en este caso).

    Lo que menos me gustó de la película es la última parte, que cumple con los cánones del entretenimiento tradicional: la interminable balacera, la intervención de esa suerte de Van de Merwe enfundado en un transformer, la decisión de convertirse en señuelo para que el extraterrestre pueda volver a la nave con su hijo (lo que vos interpretaste como abandono de buenas a primeras).

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  4. Perdón. Apreté el botón de envío antes de tiempo...

    Otro punto que sí me parece cuestionable es la decisión de concientizar sobre la infamia de un genocidio a partir del ejercicio de identificarse con el grupo condenado. En Sector 9 de Merwe toma conciencia de las iniquidades cometidas sólo porque empieza a convertirse en una de las víctimas.

    Ahora sí, terminé. :$

    ¡Saludos, Andrés!

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  5. A mi me parece que lo evidente de la alegoría es clave. En su afán por dejar un testimonio, la película le pasa por encima al género y, en definitiva, lo fantástico queda en un segundísimo plano.

    Por otro lado creo, Spectatrice, que estamos hablando de escenas diferentes. Cuando digo que de Merwe abandona de buenas a primeras me refiero al momento en el que, luego de recuperar el cilindro (y haber enfrentado a nigerianos y a las fuerzas de la MNU en tremendos tiroteos), están en la casa del alien. Ahí de Merwe le pega al extraterrestre, lo deja inconciente y se mete en la nave. Me resulta inverosímil esa relación.

    En cuanto a la figura del héroe, no veo novedades. Aquí es un héroe por accidente (arrinconado por las circunstancias, como bien decís) que cuando se ubica al lado de los aliens se comienza a entenderlos; de hecho, en un momento le advierte a su socio extraterrestre que el Sector 10 al que planeaban trasladarlos no es más que un campo de concentración.

    Gracias por los comentarios.

    Saludos

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  6. Coincido con vos en cada línea, Andrés. Este aparatoso producto de marketing tiene menos peso que una galletita de agua sin sal. ¡El horror de la alegoría!

    Igual no entiendo la lógica del comentario de D'Espósito. O sí la entiendo, pero no sé por qué tendría más validez en este caso eso de "después de todo, esos extraterrestres no existen" que en una película como Wall-e (que intercalaba patéticamente seres humanos reales con gordos animados en un futuro hiperconsumista, también animado), colocada por él mismo en la cumbre del cine de animación. Si es por eso tampoco existen los zombies, que como decís te pueden hacer leer una terror pero también muchas otras cosas.

    Saludos.

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  7. Es cierto lo que planteás, Hernán. De todos modos, Wall-E plantea un futuro posible mientras que esta otra reemplaza negros por extraterrestres para hablar de un pasado más o menos lejano (que debe tener sus implicancias en el presente, seguro, pero la película prefiere no ahondar). Quiero decir que la producción de Pixar, con todos sus problemas (que bien mencionaste en tu blog), me parece menos tranquilizadora que esta alegoría berreta.

    Y la corto acá, porque jamás pensé que diría algo a favor de una película como Wall-E...

    Saludos

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  8. Jajajajajaja me mató lo de Hernán! jajajaja Es cierto, es que estos pibes serán muy buenos pero se pisan cada diez metros... Creo que lo de "bichos sin epica" plantea un rpoblema real pero que está en los límites d ecierta concpecion intelectul yq eu el sudafricano lleva hasta donde puede. Comparto lo que dice la spectatrice, al menos la pelicual vuelve a la intención cr´tica y, más allá d ela intención d ela misma, creo que describe un paisaje mucho más cercano y actual, esa es su fuerza. Comparto que si fuera puro pasado no tendría tanto valor
    Bueno, lo espero en mi nuevo blog además, lo cito al inicio del post (junto con désposito casualmente)
    Saludos nimios y cinefagos :)

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