Que vuelvan los musicales

Luego de haber visto -con mucha, demasiada demora- Chicago (Rob Marshall, 2002) y padecido el más reciente Mamma Mia (Phyllida Lloyd, 2008) voy a arremeter con otra de esas causas perdidas. Porque a pesar del entusiasmo de Hugh Jackman en la última entrega de los Oscar hace rato que el musical, uno de los géneros más interesantes de la historia del cine, no muestra signos de vitalidad. La adaptación esporádica de alguna exitosa obra de teatro -generalmente desde Broadway- parece ser el único riesgo que la industria está dispuesta a correr.

Suele decirse que los musicales se aman o se odian, sin término medio. Que un espectador puede delirar viendo a Fred Astaire y Cyd Charisse bailar a la luz de la luna mientras sólo se oyen ronquidos en la butaca de al lado. Es que la convivencia entre dos registros (la narración convencional y los momentos musicales) ha sido cuestión central a lo largo de la evolución del género. El artificio que se debe aceptar está altamente expuesto.

Ahí es donde falla Chicago: es un musical culposo, que no se anima a serlo de modo pleno para evitar la tensión entre los dos registros. Lo que no deja de ser curioso, ya que todo el film tiene un tono grotesco. Los números musicales funcionan apenas como ilustración, comentario o, peor, metáfora de lo ya visto o contado. La narración no se detiene (como ocurre, por poner un ejemplo tan claro como nefasto, en las películas con canciones de un tal Enrique Carreras) pero tampoco avanza: queda girando en círculo, subrayando. Se trata de una fórmula que ya había transitado Bob Fosse en Cabaret (1972), aunque Marshall lo hace con muchas menos luces: Catherine Zeta-Jones está muy buena pero jamás cantará como Liza Minnelli, por no ensañarse con el pobre de Richard Gere.

El caso del musical basado en canciones de ABBA es aún peor. No tanto por las interpretaciones (la elección de Pierce Brosnan debe ser una de las más desacertadas en años) como por la estructura de la película. Para decirlo claro: no tiene pies ni cabeza, y son frecuentes las digresiones narrativas con la única excusa de incluir algún hit del cuarteto sueco.

La película de Lloyd falla además en otro aspecto clave del género: la cámara no se involucra en las coreografías -como supo innovar el gran Bubsy Berkeley- ni se desliza rítmicamente junto a los protagonistas -cortesía de Stanley Donen o Vicente Minelli-. Apenas se dedica a mostrar, sin ideas, con bastante torpeza y algunos recursos rancios (¡esos zooms!), los números musicales.

El panorama es sombrío. Parece que hoy nadie se anima a tomarse el género en serio, a plantear una película que no reniegue de más de 80 años de historia sino que la reconozca (y no, Marshall, no alcanza con poner a una septuagenaria Chita Rivera unos segundos frente a cámara) para, a partir de ahí, hacerla propia, manipularla o incluso subvertirla. Acaso Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001) haya sido el último intento exitoso.

Mientras esperamos con muchas ganas y pocas expectativas no queda más remedio que volver una y otra vez a los grandes momentos del género, algo que será más o menos frecuente en Cinematófilos a partir de este post. Y porque resaltar los momentos musicales, aislarlos del resto de la historia, puede ser un buen anzuelo para atraer a los negacionistas.

Para empezar, mal que les pese a algunos, elijo un musical de Fosse, el primero: Sweet Charity (1969), protagonizado por Shirley MacLaine. El momento en cuestión es Big Spender, con Rivera y Paula Kelly como figuras estelares. Aunque se trata de la adaptación de la obra teatral de Neil Simon, el número es bien cinematográfico: la cámara y, sobre todo, el montaje se involucran en la coreografía.

Hace unos años Florencia Peña protagonizó una versión de Sweet Charity en el Lola Membrives. En vez del "Hey big spender" cantaban "Hey vos playboy". No comments. ■

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25 comentarios:

  1. No vi Chicago!!!!!!!!! Bueno, yo ni amo ni odio los musicales. Algunos son buenos. Moulin Rouge me gustó, aunque no demasiado.
    Y una peli que empezé a ver y parecía buena es LOS PRODUCTORES. No tuve tiempo de verla toda, pero volveré a alquilarla seguramente.

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  2. pocas cosas me resultan más embolantes que un musical. Es como ir a un buen restaurante y que cuando estás comiendo y tratando de levantarte a la mina aparezca un grupo de mariachis y empiecen a berrear. Al cine lo que es del cine y al teatro los musicales.
    saludos, muy bueno el blog.
    Tomate

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  3. En enero fui a ver Wicked con música de Stephen Schwartz y fue increible. Que barbaro que acá solo veamos minas en bolas en el revisterío tradicional. La verdad que VUELVAN!!

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  4. ¿Wayward Cloud de Tsai Ming-Liang se cuenta como musical?

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  5. Mi musical preferido es otro de Bob Fosse, All that jazz. También me gustó la idea (sólo la idea) de Los productores de jugar con las especulaciones sobre el éxito/fracaso de un musical inspirado en Hitler.

    Es cierto que el panorama actual es sombrío. Entre los últimos musicales que vi, rescato Hairspray aunque no me voló la cabeza...

    Creo que difícilmente Hollywood recupere la calidad de perlitas como Un americano en París o Cantando bajo la luvia. Claro que esto lo dice una enamorada de Gene Kelly desde que era chica, y no una experta en el género.

    Estaré atenta a esta nueva cobertura especial de Cinematófilos. Saludos, Andrés. :)

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  6. Me olvidaba... Mamma mia! es el peor musical (y una de las peores películas) que vi en mi vida.

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  7. Yo tenía ganas de ver Repo! The Genetic Opera. Me resultaba muy llamativo el hecho de que utilizaran música metalera, pero no escuché ni un comentario bueno.

    Chicago prometí no verla, y cumpliré mi promesa. Mamma mia! la escuché y con eso me bastó (la voz de Pierce Brosnan ya es suficiente como para descartarla), la última del Fantasma de la Ópera me resultó atroz.

    Salvo a Moulin Rouge! y a Sweeney Todd, pero tampoco me vuelan la cabeza. Viene bien el posteo, casi nunca recibo recomendaciones de este género.

    Mi musical preferido, que es a su vez una de mis películas preferidas, es The Rocky Horror Picture Show. Mucho estilo.

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  8. El nombre "florencia peña" y la palabra "cine" en una misma oracion, es de por si una contradiccion.

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  9. Yo sé que el cine es, sobre todas las cosas, ficción. Y que no es normal, por citar un ejemplo, que una bestia incalificable en la fauna terrestre como Chewbacca maneje una nave por el espacio exterior en una improbable guerra entre imperios intergalácticos. Pero nada es más inverosimil que las personas expresen sus sentimientos o acciones mientras cantan y bailan. Los musicales son un aborto de la naturaleza. Como bien dice un comentario anterior: "Al cine lo que es del cine y al teatro los musicales".
    Perdón por la disgresión. Y salud.

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  10. Dialoguista. No vi Los productores, pero le tengo algo de desconfianza. De lo que vi, Moulin Rouge es lo que más me gusta de la producción más o menos reciente.

    Anónimo (o Tomate). De Bubsy Berkeley para acá, el cine a dado grandes musicales que, además, son puramente cinematográficos, imposibles de desarrollar en el teatro.

    Anónimo. El teatro me es totalmente ajeno. En toda mi vida no debo haber ido más de dos o tres veces. Así que cuando pienso los musicales pienso en cine. Desde ese ignorante lugar, creo que sí, que la producción mainstream local apunta sobre todo a la revista, género que me interesa muy poco.

    Guillermo. No vi Wayward Cloud. Pero mientras los momentos musicales sean parte inescindible de la narración -para trazar una definición rápida- califica como musical.

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  11. Spectatrice. En esa antinomia falsa y sin sentido entre Gene Kelly y Fred Astaire me quedo con este último. Y consecuentemente uno de los musicales que más me gustan es Brindis al amor. Hairspray aún no la vi. Coincido en que es difícil que se vuelva a aquella etapa dorada, pero Moulin Rouge demuestra que se puede hacer algo piola sin despreciar al género.

    mge. Todavía no pude ver Repo! The Genetic Opera porque no conseguí subtítulos. The Rocky Horror Picture Show también me gusta. Hace unos meses publiqué algo en el blog al respecto porque cada tanto lo dan en el Malba.

    El Bobero. Y sin embargo Florencia Peña actuó en tres películas. Que, por supuesto, no vi.

    ... Más que digresión esa es una de las cuestiones centrales sobre el amor u odio de los musicales. Chewbacca (o Superman, o el Hombre Araña) hace en la ficción lo que uno espera que haga: manejar una nave espacial (o volar, o colgarse de sus telarañas). Pero no cantan. Ahí el problema, porque el musical exige al espectador un doble ejercicio: aceptar el registro de la narración convencional y el de las partes cantadas. Como ex odiador de los musicales creo lo mejor es ver alguno, aunque sea medio de prepo, obligándose. El resultado puede sorprender.

    Saludos a todos y gracias por los comentarios

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  12. Los musicales no son lo mío salvo que sea l a dritte pfenig opera o algo así... y "abajo el telón" que más bien es una pelicula con música. Las películas con música como esa o Swing Girls me encantan. Pero los musicales... brrrr
    Dicho todo esto, Hairspray se la banca bien. Travolta, la protagonista, latifa y "cilope" (qepd) la llevan bastante bien...

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  13. Lo confieso tengo debilidad por Moulin Rouge. Será mi vena sensiblera. Pero como bien dices, a día de hoy los musicales no tienen la vitalidad de antes. No hay nada que tenga la magia de 'Cantando bajo la lluvia'.

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  14. JB. Que un cinéfilo como vos diga "brrrr" sobre los musicales no hace más que alentarme para continuar con esta cruzada evangelizadora.

    Deyre. Yo no tengo debilidad por Moulin Rouge pero sí me gusta mucho. Como dije más arriba, porque de los últimos años es de los pocos que se toma el género en serio, lo conoce y desde ahí arma un pastiche fenomenal. Y porque además está Nicole Kidman, que siempre suma.

    Saludos

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  15. Otro musical que vale la pena -vengo a acordarme- es On connaît la chanson, que Alain Resnais filmó hace más de diez años. Claro que es un musical a la francesa, no sólo porque se encuentra bastante alejado de la estética y de las melodías de Hollywood sino porque le rinde homenaje al cancionero francés.

    PD. Nicole Kidman se luce en Todo por un sueño y en Moulin rouge... Tal vez un poco en Ojos bien abiertos. Salvo por estas tres películas, no estoy segura de que siempre sume... sobre todo últimamente. :S

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  16. Conozco bastante poco de los musicales fuera de Hollywood (no vi tampoco los que filmó Renoir en los cincuenta), así que tomo nota de la recomendación.

    En cuanto a Nicole, desde que vi Terror a bordo y luego sus piernas como pistas de carrera en Días de trueno que siempre suma. Incluso en películas más recientes e irrelevantes, como Margot y la boda. Pero, bueno, no deja de ser una personalísima apreciación.

    Saludos

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  17. Perdoname que entre acá pero es para referirme al tema "El retorno del kinestoscopio del 2 de didicmbre de 2007".

    Yo entiendo que el primer retorno al kinetoscopio es la viocassettera.

    Los hermanos LUMIÈRE inventaron el cine como proyección y lo pensaron para un uso científico y documental. La sala de proyección (el cine) es un hecho social de compartir con conocidos o extraños mientras que el kinetoscopio (y la videografía casera) es individual.

    Una relación ideológica: los LUMIÈRE (franceses) eran latinos, EDISON yanqui individualista.

    Faustino.
    faustinovelasco@gmail.com

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  18. Los últimos dos musicales que realmente me gustaron fueron Bailarina en la oscuridad y A través del Universo. Los productores es detestable, Moulin Rouge me gustó al principio pero terminó cansándome y Chicago tiene solo algunos numeritos agradables.

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  19. Uff, yo he visto musicales en cine y en teatro.
    Y aun me sigo preguntando porque lo hice.
    Moulin rouge para mi es una de las mejores peliculas de los ultimos tiempos, a pesar de ser un musical, toda la parte musicla me embola, pero visualmente es una obra de arte. Casi que sin sonido la colgaria en un plasma en una pared y seria feliz.
    Los productores a mi me encantó la obra, (que vi primero) y la peli no tanto porque ya sabia de que iba. como nota al pie de esto, recomiendo ver la cuarta temporada de curb your enthusiasm, en la cual larry david es llamado a actuar en la obra en broadway y el ultimo capitulo es magistral.
    Hairspray de travolta es un dolor ovolacteo. No vi la version original y tal vez deba darle una mirada ya que su director es groso, no recuerdo su nombre ahora.
    Chicago ni fu ni fa.
    Sweeny todd, mi novia me la recomendo fervientemente, y yo no pude pasar de los primeros 15 minutos, en esa cancion interminable en la que el pibe mira por la ventana a la minita.
    Esta la de woody allen que es buena.
    Y obviamente las de disney, que tienen cosas muy lindas, pero que un adulto ya no se banca, y por eso pixar no los hace cantar.
    Alex

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  20. Faustino. La videocasetera (o sus antecedentes, como el Super 8 u otros proyectores caseros) puede implicar una manera colectiva de ver cine. De hecho antes del DVD, a fines de los ochenta y principios de los noventa, se realizaban proyecciones públicas de películas en VHS. El kinetoscopio, al igual que los lentes que comenté en aquel post, implican sí o sí una experiencia individual.

    Martín L.. No vi Los productores ni Bailarina en la oscuridad. Pero Moulin Rouge, como dije más arriba, me gusta. Chicago tiene buenas canciones, pero los números están mostrados de manera poco ingeniosa, como si sólo se dedicaran a filmar una puesta en escena teatral. Creo que ese es un problema de casi todos los musicales yankis recientes.

    Alex. El teatro es para mi un mundo desconocido, así que no puedo opinar. Hairspray la vi en estos días y no me gustó demasiado. Sobre Moulin Rouge ya opiné más arriba. Y la de Burton aún la tengo que ver. En cuanto a Pixar, creo recordar que algunas de sus películas, como Toy Story, tienen canciones, aunque no llegan a ser musicales. De todos modos no me enamoran sus producciones.

    Gracias a todos por los comentarios.

    Saludos

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  21. lee filomante.blogspot.com muy piola

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  22. jajajaja brrr
    Bueno, veo que el tema musicales garpa. Como ya dije, me qued´´e en la opera de tres centavos.
    Aunqe es cierto que, en un segundo visionado (como le gusta decir a algunos en vez de decir "caundo la ví d enuevo") moulin rouge me gustó más. Igual sigo sin ser de los d elos musicales y siempre me encantó ese detalle de que el famoso baile de kelly fuera una adición empotrada sobre la pelicula para justificar el tìtulo. Saludos

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  23. Estaba convencido de que no me gustaban los musicales. Todo hasta que recordé las muchas veces que disfrute Moulin Rouge (en mi caso, a pesar de Nicole, no es mi tipo), Todos dicen te quiero y fundamentalmente Bailarina en la oscuridad. Ni hablar de The Nightmare Before Christmas. Inclusive el momento musical de Zatoichi. Ahora que lo pienso bien, parece que cree una especie de coraza que me evito Chicago y Hairspray. ¿Me gustaran los musicales? Saludos a todos.
    Pato

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  24. Lo que le pasa a los musicales es muy parecido a los westerns. Tuvieron su época dorada. Los musicales dos: los años de Fred Astaire y después los años de Gene Kelly (tanto de actor como de director). Como mucho también puedes incluir a Bob Fosse aunque personalmente ya no me gusta tanto. A mi me gustan esas películas de Astaire cuyo guión era casi siempre el mismo pero que de manera inexplicable te hacía disfrutar.
    Hoy en día solo destacan aquellos musicales un tanto diferentes. Para mí no se ha hecho nada realmente bueno desde Dancer in the Dark.

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