Filmame mientras te mato (tercera y última parte)

Manuela Velasco en una escena de '[REC]'
Ya se ha abordado el uso de la subjetiva. También los falsos documentales. Mezclar ambos y condimentar generosamente con cámara en mano, un recurso del que algunos realizadores (Paul Greengrass acaso sea el último y más notable ejemplo) han hecho un estilo. Hornear unos años y listo: ya tenemos las películas tipo El proyecto Blair Witch. Pero la historia de los tres nabos que se pierden en el bosque no fue ni la primera ni la mejor de estas experiencias. La cuestión comenzó bastante antes, e incluso registra algunos antecedentes sospechosamente cercanos. Pero, otra vez, mejor empezar por el principio.

La cámara que filma la muerte estaba presente en Peeping Tom (Michael Powell, 1960, que en Argentina se estrenó como Tres rostros para el miedo y en España recibió el aún peor El fotógrafo del pánico), aunque allí el asesino era el portador de la cámara y su letal trípode. En sentido opuesto hay un antecedente tan macabro como real: el del argentino Leonardo Henrichsen, que en junio de 1973, mientras cubría una sublevación militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende, filmó su propia muerte. La serie de documentales La batalla de Chile, de Patricio Gusmán, se encargó de esparcir las imágenes por el mundo en la década del setenta.


Caníbales detrás de cámara

Una de las primeras películas que abordó la fórmula del found footage o "metraje encontrado" -en su variante "gente que quedó atrapada con su cámara en el centro del horror"- fue Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980). Dirigida por el italiano Ruggero Deodato, se trata de un film explícito, que no ahorra atrocidades de todo tipo y que, por eso, fue prohibido en unos cuantos países. Como varias harían después, intentó promocionarse como real, como si lo que mostraba efectivamente hubiera ocurrido.

Perry Pirkanen y Francesca Ciardi en 'Holocausto caníbal'Cuatro jóvenes, audaces e inescrupulosos documentalistas se internan en la selva amazónica para registrar la vida de tribus caníbales. Unos meses después no hay noticias de ellos, por lo que un canal de televisión envía a un antropólogo, el profesor Harold Monroe, a averiguar qué pasó y realizar un documental al respecto. Monroe descubre que fueron asesinados y logra recuperar el material que habían grabado. A medida que va revisando las cintas advierte que los jóvenes manipularon a los lugareños al servicio de sus propios intereses: lograr imágenes impactantes que les garanticen éxito y fortuna.

Toda la película es una gran canallada, que hecha mano justamente a lo que condena. Se sabe que Deodato filmó en la selva colombiana y no dudó en matar animales para la realización del film. Hay una escena particularmente desagradable, previa al hallazgo de las cintas, en la que matan a una rata frente a cámaras. El director elige en ese momento hacer un zoom de aproximación. Para ponerlo en términos de Jacques Rivette, quien decide utilizar ese recurso en ese momento sólo merece el más profundo desprecio. Sobre el final, cuando se conoce la suerte de los cuatro jóvenes y el canal decide no realizar el documental, el profesor Monroe se pregunta: "¿Quiénes son realmente los caníbales?". La respuesta es más que clara.


Un par de antecedentes

Dejemos de lado las películas que se ubican fuera del género de terror, como 84 Charlie Mopic (Patrick Sheane Duncan, 1989) y sus similares September Tapes (Christian Johnston, 2004) y Redacted (Brian De Palma, 2007), que aunque adoptan -en sus escasos aciertos y varios errores- una estructura similar son más complejas y persiguen objetivos diferentes.

Dentro del fantástico, en los últimos diez o doce años el recurso del found footage fue varias veces retomado. Antes de El proyecto Blair Witch hubo dos iniciativa similares, demasiado similares, que pasaron desapercibidas. Una, la primera, fue el telefilm Alien Abduction: Incident in Lake County, dirigido por Dean Alioto y estrenado en enero de 1998.

Mientras celebra el Día de Acción de Gracias una familia recibe la inesperada visita de una nave extraterrestre, y todo es registrado por el hijo menor, Tommy, con su cámara de video. La película muestra las cintas halladas y las va mezclando con el testimonio de diversas personalidades que opinan sobre la veracidad del documento. Aunque logra algunos buenos climas, se trata de un film flojo, descuidado y sin ideas. Pero su interés radica en que fue una de las primeras realizaciones de este tipo y en que contiene varios de los recursos que luego utilizarían todas las demás.

Rein Clabbers y Lance Weiler en 'The Last Broadcast'La segunda fue The Last Broadcast (octubre de 1998), film de bajísimo presupuesto dirigido por Stefan Avalos y Lance Weiler. Aquí se la pudo ver durante el primer Bafici, donde llegó con el dudoso mérito de ser el primer filme en estrenarse en Estados Unidos vía satélite: unas pocas salas se equiparon con parabólicas y proyectaron la película en formato digital, lo que ahorró algunos costos de distribución.

Con el formato de documental, The Last Broadcast reconstruye los últimos momentos de cuatro hombres, dos de ellos realizadores de un programa de cable, que se internaron en el bosque en búsqueda del mítico Diablo de Jersey. De entrada se sabe que tres fueron asesinados y que el cuarto, condenado por la matanza, murió en la cárcel. Con entrevistas a gente cercana a los hechos y el found footage, el realizador analiza el caso hasta arribar a una conclusión diferente. Ahí es cuando imprevistamente cambia el punto de vista y se revela la farsa.


El guión omnipresente y otros problemas

Y entonces sí, el 25 de enero de 1999 apareció en el Festival de Sundance El proyecto Blair Witch, que luego pasó por Cannes y en julio de ese año se estrenó comercialmente en Estados Unidos. Apuntalada por un (otro) falso documental, titulado Curse of the Blair Witch, que intentaba acrecentar el misterio, la película se convirtió en un rotundo blockbuster: costó alrededor de 60 mil dólares y recaudó más de 140 millones sólo en cines estadounidenses.

Vista hoy en DVD, a diez años de su estreno, la realización de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez pierde casi todo el encanto que pudo tener en su momento. Un trío de jóvenes con muchas ganas y ninguna idea que se pierde en el bosque, no deja de cometer estupideces y discutir trivialidades y se asusta con unas ramitas: la nada misma filmada a dos cámaras y con un guión que, al contrario de lo deseado, se deja ver en cada plano.

Es que El proyecto..., al igual que sus precedentes y sucesoras, tiene un problema: la permanente tensión, en general mal resuelta, entre las pretensiones de realidad y la necesidad de contar una historia, como se planteó en la segunda entrega de esta serie de entradas. O, en otras palabras, los intentos por ocultar un guión que siempre está ahí.

Así, generalmente las películas se tornas inverosímiles y forzadas. Y no me refiero sólo a la justificación que se encuentra en la ficción para seguir filmando en medio del horror, algo que suele tener una excusa más o menos plausible. Cloverfield (Matt Reeves, 2008) desperdicia sus primeros 18 minutos en una aburrida introducción de los personajes: necesita dotarlos de un pasado para los 65 restantes. En los finales de [Rec] (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007) y su remake Cuarentena (Quarantine, John Erick Dowdle, 2008) la periodista y el camarógrafo, refugiados en el altillo luego de escapar de los zombies, en una situación límite, se dedican a filmar las paredes empapeledas con recortes de diarios y a escuchar grabaciones: hace falta explicarle al espectador el origen de la infección. En El proyecto... cuando pierden el mapa no se les ocurre mirar la detallada filmación que habían hecho de él: sería el fin de la historia.

Heather Donahue le habla a la cámara en 'El proyecto Blair Witch'El guión está presente, siempre, aunque pretendan ocultarlo detrás de una apariencia de realidad, con tomas fuera de foco o que apuntan hacia el piso y esquizofrénicos movimientos de cámara. Todo esto sin contar que las películas suelen apelar a una disimulada musicalización (o sonorización) en búsqueda de resaltar climas y sensaciones. George A. Romero, más apegado a las formas clásicas, resolvió esto último con una película dentro de otra, lo que de todos modos no lo disculpa por haber ofrecido en El diario de los muertos (Diary of the Dead, 2007) la peor entrega de su pentalogía de zombies.

El found footage -recurso que parece agotado- presenta un segundo inconveniente, que se trató en la primera entrega de esta saga. ¿Cómo sentir algo ante la muerte de Pablo, el camarógrafo de [Rec], si en toda la película no se vieron más que sus pies? Lo mismo ocurre con el no muy lúcido Hud en Cloverfield. La identificación con los personajes es más compleja de lo buscado; de allí que nunca falte la escena en que alguno de los involucrados habla a cámara.

Pero estas películas plantean un tercer problema, acaso el más interesante. El terror no necesita este tipo de artilugios para acrecentar su sensación de realidad porque -vaya paradoja- es en términos relativos el más realista de todos los géneros. Es más o menos probable que alguna vez presenciemos un accidente de tránsito, un tiroteo, el robo de un banco e incluso la caída de un avión. Pero jamás nos toparemos con un vampiro, un zombie o el mismísimo diablo. Y sin embargo en el cine, frente a las imágenes, no dudamos de su existencia. La presencia de lo fantástico se torna estremecedoramente convincente.

Quienes sostengan lo contrario que no mientan. Que cuenten si no dudaron alguna vez en dejar la cortina de la bañera abierta luego de ver el asesinato de Marion Crane; si no rezaron para que arranque el auto de Barbra en el cementerio; si no sintieron náuseas junto al Padre Merrin en la helada habitación; si no gritaron a la par de Sally Hardesty cuando la perseguían en medio del campo; si no se inquietaron durante los paseos en triciclo de Danny Torrance por el no tan desolado hotel; si no imploraron que Nancy Thompson no se quede dormida... Por mencionar sólo algunos casos tan horrorosos como ficticios. ■

Entradas relacionadas
> Filmame mientras te mato (primera parte)
> Filmame mientras te mato (segunda parte)

12 comentarios:

  1. Buen regreso (más allá de los pareceres sobre algunas películas).

    Me había olvidado de Alien Abduction. Tenía amigos que se habían aterrado viéndola en Infinito (si parecía verdad!). El chiste casi que lo copió Shyamalan en Señales.
    Saludos.

    (Y las de Blair Witch, que siempre me gustó bastante, en todo caso eran "estupideCes"... ;)

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el aviso del horror ortográfico. Ya está corregido.

    A mi, más allá de los matices, no me gusta ninguna de estas películas. Diría que la mejor, aunque ni siquiera supera el rótulo de mediocre, es la de Romero. Y las más flojas, Cloverfield y [REC]. Alien Abduction tiene un aspecto casero y descuidado que, si te agarra desprevenido frente a la tele, te puede hacer entrar como un caballo. Más aún hace unos cuantos años, cuando el recurso del found footage no estaba tan desgastado.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Excelentísimo. Hoy quise comentar pero no pude. Bueno, muy, muy bueno. Sí, cloverfield y rec so las peores (y cuarentena... no se puede hacer una remake de so... y encima al toque... además a pésimas, al menos la gallega tiene más onda -la actriz digo) Ysí, coincido que el problema es que s enota demasiado el guión y que hacen muchos e inútiles esfuerzos por ocultarlo (al guión) eso es por demás evidente en "rec" con gente ubicandose en el lugar justo para que se la den, etc. Igual, es un problema de género. En muchas pelis del género este problema esta presente. El del guión, no asíe l del ocultamiento (fallido) me gustó que te acordaras de "la batalla de chile" Muchos se acuerdan de los de henriksen pero también muchos se cuidan de decir de donde sacaron las imágenes

    ResponderEliminar
  4. Fenimore Cooper hizo una en singapur antes de Kong. Es más de ahí sacó material para reirse de sí mismo y para que Jackson lo hiciera con más ganas ocn el personaje del gordo jack. La pelicula de la familia que les pasaban las mil y una y terminaban bastante mal...

    ResponderEliminar
  5. Tal cual, JB, los momentos en que se viene el golpe en [Rec] son súper previsibles para cualquiera con algo de experiencia en el género. Por eso a mi me gustó un poco más Cuarentena, que es la misma película (hacen la remake porque el cine extranjero no mide en EE.UU.) pero con algunas situaciones mejor pulidas. Aunque, también coincido en eso, creo que Manuela Velasco está mejor que Jennifer Carpenter.

    El segundo comentario, la verdad, no lo entiendo. ¿Era para acá?

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Muchos ja, ja, ja, etc. Que boludo! (yo) puse fenimore cooper... ja, que iba a ser? el ultimo de los mohines? que gil!
    Quise decir Merian Cooper!!!
    En "Chang Drama of wildernes, el filmaba a una familia en Tailandia mientras los tipos pasaban las mil y una, el tema es que no eran actores y los desatres y los animales salvajes eran de verdad, asi que las escenas terribles también eran de verdad. Y desde ya que Cooper no tenía un "guión d ehierro" je. Bueno, espero que quede aclarado el asunto. Slds

    ResponderEliminar
  7. No vi Chang..., y menos aún conocía su historia. Buen dato. La voy a buscar.

    Saludos

    ResponderEliminar
  8. Este post está un tanto pasado de tiempo, pero en verdad me impresionó tu redacción y recopilación de datos. ¿Es que acaso te dedicas de tiempo completo a esto? (Que envidia)

    Por mi parte, no soy fan, pero disfruto mucho de Cloverfield, admito que no es una noveda, que sí, el argumento y guión están forzados, pero a mi parecer tiene sus puntos buenos como pa perspectiva o la utilización de la camara como un acceso a solucionar problemas dentro de la narracíón (lease cuando están en el subway). Como sea, me encantó la película, y la reacción de mis amigos cuando la vieron.

    Respecto a [·REC], mira que el punto fuerte no es tanto en la historia (que buena se ponia para un juego de RE) sino en la producción, puesto que no fue digitalizada, sino que estuvo a base de maquillaje, y los efectos de sonido en algunas escenas. Si he de encontrar dos cosas desagradables son las actuaciones de la anciana y la del policía en estado zombie, al cual aun recuerdo con su corbata negra volando hacia su cara mientras mueve los brazos y da grandes zancadas.

    Si hay alguna que realmente debe dar miedo de todas las películas mencionadas en estas entradas, sin duda es Holocasuto Canibal, cuando a penas tiene unos días que le heché el ojo, y sinceramente no fue de mi agrado pues no encontre nada interesante en ella, me voy enterando de que los animales ralmente fueron muertos!! Que horror, yo ya tenía mis dudas de si eran muertes reales o unos muy buenos efectos visuales, ahora que conozco la verdad, es sin duda una tristeza de película.

    Como sea, este artículo me parece de lo más interesante y espero no te moleste que tome un poco de él para ponerlo en tu blog y de ahí pasar los lectores al tuyo.

    Desde ahora, mi gran admiración, por tu estupendo trabajo, un saludo desde acá.
    ______________________

    "May the 4th be with you"


    Kch

    ResponderEliminar
  9. Hola, Kuroshi-kun. No, lamentablemente no me dedico a esto tiempo completo. Qué más quisiera...

    Cloverfield no me gustó ni un poco. Por lo que menciono en el post pero además porque toma demasiadas cosas prestadas de otras películas: desde el póster de Escape from New York, la de Carpenter, hasta la escena del carruaje tirado por un caballo que deambula en soledad, que se parece demasiado al tren incendiado de La guerra de los mundos, la de Steven Spielberg.

    Una de las cosas más desagradables de [REC] es, para mí, su postura ideológica: el virus que genera la epidemia viene del exterior, y para peor quienes se contagian son todos extranjeros.Para colmo todas las escenas "de miedo" son demasiado previsibles para cualquiera que esté más o menos ducho en el género.

    Y de Holocausto caníbal mejor no hablar. Es una película hipócrita, la peor de todas.

    Con el artículo podés hacer lo que quieras (citarlo, copiarlo, manipularlo) siempre y cuando cites la fuente original (es decir, este blog).

    Gracias por el comentario.

    Saludos

    ResponderEliminar
  10. Hola, soy Javi. Muy interesante la info que presentás. Me tomé mi tiempo, ahora que lo tengo, para leerte e ir investigando un poco algunos títulos por mi propia cuenta.
    La verdad, soy un seguidor acérrimo del cine en primera persona, puesto a que encuentro allí la fuente de desahogo que hoy día el resto del cine de terror y suspenso no ofrece en su faceta tradicional. No obstante, eso no quiere decir que me ciegue el fanatismo. Detecto como cualquiera los tópicos y fallos en que suelen caer estar producciones, muchos de los cuales son correctamente mencionados en tu trabajo.

    Ciertamente, a la hora de pagar una entrada o el alquiler de una pelí, intento informarme bien de lo que estoy en puertas de "videar", ya que de ese modo no caeré en el asegurado juego de ponerme en el rol de juez y despotricar en contra de los realizadores. A menos, claro, que lo visto se trate de una verdadera bazofia.

    ¿Por qué lo dicho? Simple. Porque estas películas (en su mayoría) están hechas con un único objeto: entretener. ¡Y vaya que lo logran! Seamos realistas, ¿quién no fue a ver Cloverfield sin saber que se trataba de una película de monstruos, que iban a destruir Nueva York, que los sucesos estaban supuestamente grabados por una cámara amateur, con todas las negativas que eso acarrea?

    Yo vi Alien Abduction hace poco más de una década cuando era un pibe medio desatento de la realidad. A la par del desarrollo de la trama era conciente de muchos truños, entre ellos los "efectos especiales" (más rebuscados imposible), la sobreactuación, y la dramatización del hipotético video real. Aún así, flor de susto me llevé aquella noche.
    Con Blair Witch, ocurrió algo similar, sólo que valoro más esta obra del dúo Myrlck/Sanchez (de culto para mí), muy a pesar de haberla visto pasado mucho tiempo de la campaña viral.
    Rec, por el contrario, se me hizo obvia y soporífera, optando más por recurrir al golpe bajo que al suspenso, el cual sólo se hace presente en las tomas finales en el altillo, con aires bien a lo Silent Hill.
    Bueno, la citada Cloverfield, la palomitera por excelencia que sí, hace gala de muchas falencias que no cabrían en esta opinión, pero promete destrucción e intriga, y cumple, con lo justo, pero cumple.

    En síntesis, otros títulos como Without Warning, Ghostwatch, o 11/9: The Joy Rade son partícipes de lo mismo, los "peros" y las trivialidades están ahí y se caen de maduro, ¿pero quién es lo suficientemente puntilloso como para esperar hitos cinematográficos de estas películas? Teniendo en cuenta el fin que persiguen, ¿no es mejor ir y verlas despojándose de todo prejuicio?

    Gracias por el espacio. Y perdón por la extensión.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  11. Hola, Javi. Gracias por tomarte el trabajo de leer estas entradas.

    Lo que intenté acá, más que meterme en detalle con cada película, fue marcan algunas cuestiones comunes a todas ellas. En general, como dije en un comentario más arriba, ninguna de estas películas me parece buena, pero hay montones de matices y cada una merece un análisis más minucioso. Que un film asuste o no no me parece un argumento demasiado sólido porque no se puede contrastar con la película (digo, a algunos les dará miedo y a otros no).

    Creo, además, que es falsa la antinomia entre cine de entretenimiento y cine de calidad. Y ahí está el cine clásico para demostrarlo, con obras geniales y muy entretenidas como Brindis al amor, La jungla de asfalto y La diligencia, por nombrar apenas un puñadito de ejemplos. Más acá se podría mencionar a Tiburón o Fuego contra fuego. Y también hay montones de ejemplos fuera de Hollywood (se me ocurre El, esa obra maestra de Buñuel). Y dentro del terror también hay cantidad enorme de películas buenas y divertidas.

    Saludos

    ResponderEliminar
  12. Hola, ¿cómo estás?
    Bien, coincido con vos. Pongámoslo así, jamás podría llevar a una comedia al olimpo por el mero hecho de haberme hecho gracia. Lo que quiero decir es que, lamentablemte, estamos en años en que los medios necesarios y/o posibles para entretener se desentienden casi por completo de la calidad final del producto, salvo honrosas excepciones; la denominada "era youtube" es parte protagonista del rollo. Y a instancias de esto, nunca podemos entregarnos a la idea de que un film dentro de esta -onda- superará todas y cada una de nuestras expectativas. Ayer, la cuestión era entretener asustando, provocando risa, conmoviendo o narrando, todo dentro de un marco de prolijidad y estética. Hoy se trata aproximadamentre de lo mismo, sólo que a "entretener" sumémosle "facturar". Ahí están los resultados.

    Para quienes disfrutamos de ciertos géneros, entre ellos el formato documental (con serio manejo de las formas y sus contenidos), experimentos como estos se vuelven interesantes y rentables. Creo que el que guste o no, tampoco constituye un argumento de peso para rotularlo.

    Esto muy al margen, y sacando a relucir un poco mi costado sacrílego, pregunto, ¿todo el cine tiene que ser un ejercicio intelectuak? Yo sostengo que cada película deber ser valorada de acuerdo al género al que pertenece, ni más ni menos.

    Fuera de todo, queda claro que es mi punto de vista, no una imperativa ni nada. Desde ya, corren mis disculpas por cualquier cosa fuera de lugar.

    Gracias por el espacio.
    Saludos desde Punta Alta.

    ResponderEliminar