El lado oscuro de las marionetas

El promiscuo Harry en 'El mundo de los Feebles'
Desde principios de los sesenta los Muppets (y más tarde Plaza Sésamo) se encargaron de instalar la idea de que las películas o shows de televisión con muñecos están destinados a un público infantil. La creación de Jim Henson presentaba un mundo donde ranas, cerdos, osos, ratas y toda clase de animales antropomorfizados eran esencialmente buenos, nobles, solidarios, a lo sumo algo extravagantes. Si alguien sigue creyendo en aquello es porque no vio El mundo de los Feebles (1989), traducción poco ingeniosa del original Meet the Feebles.

Afiche de 'El mundo de los Feebles'
EL MUNDO DE LOS FEEBLES (1989)
Título original: Meet the Feebles. País: Nueva Zelanda. Duración: 94 minutos. Dirección: Peter Jackson. Producción: Jim Booth y Peter Jackson. Guión: Peter Jackson, Danny Mulheron, Stephen Sinclair y Fran Walsh. Fotografía: Murray Milne. Montaje: Jamie Selkirk. Música original: Peter Dasent, Jay Snowfield y Michelle Scullion. Voces: Donna Akersten (Samantha), Stuart Devenie (Sebastian), Mark Hadlow (Heidi/Robert/Barry), Brian Sergent (Wynyard/Trevor), Peter Vere-Jones (Bletch), Mark Wright (Sid).
Antes de convertirse en una estrella gracias a los excesos de la oscarizada trilogía de El señor de los anillos, Peter Jackson subvirtió aquella noción en su mucho más interesante segunda película. Sus marionetas son animales humanizados hasta en sus vicios; fuman, se drogan, tienen sexo, trafican cocaína, matan. Y también, claro, se enamoran.

El neocelandés toma el musical -en su variante de backstage- como elemento aglutinador para narrar las horas previas al estreno de The Fabulous Feeble Variety Hour, un espectáculo televisivo protagonizado por la hipopótamo Heidi. Y hecha mano a todos los tópicos del género: la estrella venida a menos, el director con veleidades de genio y realidades de dictador, el actor mujeriego, el novato ingenuo que se enamora de la chica, el productor inescrupuloso y sus secuaces.

Amparado en la libertad que otorgan las marionetas, amaga con meterse en temas que el cine no tocaba en aquellos días (el sida) y juega con varios géneros sin establecerse en ninguno. Introduce elementos de las películas de gángsters, del melodrama, del terror, un flashback bélico que se ríe de las películas de Vietnam y hasta algo de porno. Todo atravesado por un tono de comedia negra. Un enorme pastiche que no ahorra palazos contra el show business y la prensa.

El problema de El mundo de los Feebles es, en gran medida, el mismo que el de parte -acaso toda- la obra de Tarantino: acumula citas y referencias de manera más o menos reconocible pero sin establecer jerarquías. Para Jackson es lo mismo citar a El acorazado Potemkin que a El regreso del Jedi, mezclar un melodrama de Tod Browning con un musical de Richard Attenborough que remitir a un video ochentoso de Paul McCartney o a El francotirador. Por supuesto, esto no es Una película de miedo o berretadas similares. Jackson, cinéfago voraz, sabe de cine y conoce sus códigos. Pero rara vez las referencias van más allá del recurso estético, de la acumulación fetichista. Sin ellas la película sería mucho menos interesante; con ellas no pasa del entretenimiento algo osado e ingenioso. ■

5 comentarios:

  1. No creo que no jerarquizar las referencias esa un problema, creo de hecho que es mas como un lenguaje en si mismo, que es parte de la irreverencia de quienes lo hacen

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  2. Bueno, creo que tipos como Eisenstein o Browning merecen respeto. Pero además se los toma como mero recurso estético y no para revisarlos o reinterpretarlos. Ese tipo de irreverencia algo canchera (que se ve mucho más en Tarantino que en ésta película de Jackson) no me gusta.

    Saludos

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  3. Lo de las citas para mi es anecdotico, porque se te pueden pasar y aun asi es graciosa. Los personajes son muy buenos, y los diseños tambien, incluido los pocos musicales que hay son graciosos, el del final del zorro director es muy bueno. Yo esta peli la habia visto porque un amigo se la habia comprado, hara como 12 años, y la vi años mas tarde en mar del plata en pantalla grande, que fue genial ver detalles que en la tele no se ven (como el publico, en la obra)

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  4. Creo que eso que vos destacás como un "problema", en realidad, es una virtud de la película. Jackson y le guiña el ojo al espectador mientras juega constantemente con las referencias a los diferentes géneros del cine (que priman a la temporalidad de la cinta).
    En sí, la película no es poseedora de una fuerte cohesión narrativa, sino que se nos presenta en forma de excéntricos episodios. Y eso es genial.

    Saludos!

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  5. La verdad no he tenido el placer de ver esta cinta, pero con los comentarios que he leido, considero que es una buena opción para mi tarde de mañana.

    Un saludo.

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