Furor por los zombies, el nuevo monstruo de moda [*]

Andrew Lincoln en 'The Walking Dead'

Acaso sea la eterna fascinación por la muerte. O quizá que, "cuando no hay más lugar en el infierno, los muertos caminan en la Tierra", como avisaba la promoción de la genial El amanecer de los muertos (1978). De algo no hay dudas: los zombis son el nuevo monstruo de moda. Si en otras épocas brillaron los asesinos seriales –Freddy Krueger, Jason Voorhees, Leatherface, Michael Myers–, el hombre lobo, la momia o los vampiros, ahora es el turno de los "muertos vivos", figura legendaria de la religión vudú reinventada en 1968 por George Romero en su inigualable La noche de los muertos vivos.

Del muerto resucitado con magia haitiana, reflejado en películas clásicas como Yo dormí con un fantasma (1943), se pasó a los zombis modernos de Romero, que creó toda una iconografía: sus monstruos son antropófagos; sólo se los puede eliminar de un disparo en la cabeza (o, en su defecto, arrancándosela de cuajo); se mueven despacio y torpemente porque, claro, están muertos. Un modelo que ahora hace furor: más de 5 mil personas caracterizadas como "muertos vivos" participaron el domingo 30 de octubre de la cuarta edición de la Zombie Walk en Buenos Aires, una movida que viene creciendo en todo el mundo desde 2001. Y se movieron al ritmo de Thriller (1983), hit zombi por excelencia.

"Es un personaje dual que en su aparente simpleza nos provoca miedo, ternura e incluso risa. Todos seremos algún día cadáveres putrefactos, y mirarnos al espejo para ver cómo seremos nos provoca fascinación", opina desde España, mediante e-mail, José Manuel Serrano Cueto, autor de Zombie Evolution: el libro de los muertos vivientes en el cine (T&B Editores). "Los zombis siempre tuvieron muchos fans, pero estaban ocultos en las estanterías de los videoclubes. Hoy el cine y la televisión apostaron por el personaje, con buenos resultados: todo el mundo sabe qué es un zombi, ya no es el monstruo marginado que era antes", completa.

Los ejemplos son tantos que ser exhaustivo sería redundante. Van dos: en EE.UU. más de 11 millones de personas vieron en octubre el inicio de la segunda temporada de The Walking Dead, basada en un exitoso cómic que se publica desde 2003; y el año próximo se estrenará el quinto film de la saga Resident Evil, que surgió de un videojuego.

Para Luciano Saracino, autor de ¡Zombies! Una enciclopedia del cine de muertos vivos (Fan Ediciones), hay una explicación política para el fenómeno. "En 2001, luego de los atentados a las Torres Gemelas, el zombi copó todo. Porque Bush arremetió con un discurso contra los otros, y entonces aparecieron películas que se plantaron contra eso", sostiene. Y cita Homecoming (2005), capítulo de la serie Masters of Horror dirigido por Joe Dante en el que soldados muertos en Irak vuelven de la tumba y reclaman su derecho a votar.

En el mismo sentido opina el inglés David Flint, autor de Holocausto zombi: Los muertes vivientes devoraron la cultura pop (Ma non troppo), también a través de correo electrónico: "Los zombies hablan de nuestros miedos más eficazmente que cualquier otro monstruo, al margen de los asesinos en serie. Los monstruos tradicionales han sido muy saneado en los últimos años: sólo hay que mirar Crepúsculo para ver por qué los vampiros no asustan a nadie". Y agrega que "a pesar de un exceso de malas películas, los zombies aún tienen el poder para aterrorizar, porque representan diferentes cosas para diferentes personas. Tanto desde la izquierda como desde la derecha se puede ver a los zombies como el 'otro': la gente conectará socialmente a los zombies con la inmigración sin restricciones, la crisis bancaria, el ascenso del nacionalismo, el cambio climático o cualquier cosa que les preocupe".

Es que el zombie, quizá el más subversivo de los monstruos, da para todo. "Se pueden hacer muchas cosas con él. Permite jugar con otros límites de la violencia, porque no son humanos. Y también dan pie para criticar a la sociedad", aporta Hernán Sáez, uno de los directores de la última entrega de Plaga Zombie, trilogía que marcó la primera incursión del cine argentino dentro del subgénero. La película se vio en el Festival de Cine de Mar del Plata (donde también se proyectó Juan de los muertos, primer filme cubano de zombis, dirigido por el argentino Alejandro Brugués) y tendrá su estreno comercial en 2012, publicitado año del fin del mundo en el que -quién sabe- acaso la sociedad capitalista finalmente se devore a sí misma. ■

[*] Versión extendida de un artículo publicado ayer en el diario Clarín.

Una película reaviva la discusión sobre la militancia universitaria [*]

Tres referentes de las principales agrupaciones políticas de la UBA opinan y discuten sobre El estudiante, de Santiago Mitre.

Ignacio Koster, Lucía Converti y Juan Manuel Oro (Foto: Fernando de la Orden/Clarín)
El estudiante, debut en solitario del director Santiago Mitre, es una película importante. Por un lado por las discusiones que generó entre la crítica, que fue mayoritariamente elogiosa. Pero también porque se metió de lleno, sin esquivar polémicas, con un mundo infrecuente en el cine argentino: el de la militancia universitaria.

El film -que durante noviembre sigue proyectándose todos los viernes y sábados a las 20 en el Malba- cuenta la historia un joven que llega a Buenos Aires para estudiar en la UBA, de a poco empieza a vincularse con la militancia y pronto descubre un talento inesperado para la rosca política. Tres militantes de las fuerzas que más votos obtuvieron en las elecciones de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), en abril, vieron la película: Ignacio "Nacho" Koster (25), estudiante de Economía y uno de los dos presidentes de la FUBA (agrupación La Mella); Juan Manuel Oro (28), estudiante de Administración y secretario general de la FUBA (Nuevo Espacio); y Lucía Converti (27), estudiante de Economía y referente de Encuentro Universitario. Y luego la discutieron.

Afiche de 'El estudiante'
EL ESTUDIANTE (2011)
Fecha de estreno: 1 de septiembre. País: Argentina. Duración: 124 minutos. Dirección: Santiago Mitre. Producción: Agustina Llambi-Campbell, Santiago Mitre, Fernando Brom. Guión: Santiago Mitre. Fotografía: Gustavo Biazzi, Soledad Rodríguez, Federico Cantini, Alejo Maglio. Montaje: Delfina Castagnino. Elenco: Esteban Lamothe, Romina Paula, Ricardo Félix, Valeria Correa, Germán De Silva, Héctor Diaz, Julián Larquier, Agustín Rittano, Mariana Mitre.

Sinópsis: Roque Espinosa (Esteban Lamothe) llega a Buenos Aires para iniciar sus estudios universitarios por tercera vez. Al poco tiempo, se da cuenta de que no está ahí para estudiar. Sin vocación ni rumbo se dedica a deambular por la facultad, a hacerse amigos, a conocer chicas. Una de ellas, Paula (Romina Paula), profesora ayudante, lo introduce en la militancia política. Y Roque comienza a advertir su talento para la rosca política.

Funciones: en el Malba (Figueroa Alcorta 3415), todos los viernes y sábados de noviembre a las 20.
- ¿Qué les pareció la película?

- Ignacio: Hay una gran ausencia en el protagonista: no expresa ninguna propuesta. Entonces la película refleja más bien otro lado de la política, que en la universidad tuvo como principal exponente a Franja Morada. No creo que sea malintencionado, pero incluso veo una sátira del único sector que sí expresa por qué está militando: la izquierda dura, a la que se muestra caprichosa, necia, sin argumentos.

- Lucía: La militancia del protagonista no tiene nada que ver con la construcción colectiva. Es súper personalista.

- Juan Manuel: Lo que sí muestra la película es cómo a veces en una asamblea de cien personas se deciden cosas para una universidad de 300 mil estudiantes. Pero hay muchas cosas que la película no refleja. La historia se basa en un estudiante que no estudia.

- ¿Es un mito o es real lo de los militantes que no estudian?

- Ignacio: La película refleja un prejuicio, pero que en su momento era bastante real. Franja siempre tuvo militantes crónicos, tipos de 35 años que seguían dirigiendo agrupaciones estudiantiles. Nosotros somos una nueva generación. Yo particularmente soy buen alumno, estoy al día con la carrera. Por suerte hoy eso está extendido: nosotros lo trabajamos a conciencia, pero no somos los únicos.

- Lucía: La militancia ocupa mucho espacio y puede estirar un poco la carrera. Pero la idea no es militar y dejar de estudiar.

- ¿Cómo se conjugan la militancia y el estudio?

- Ignacio: Nosotros tenemos un fuerte trabajo académico, con infinidad de publicaciones. En Económicas tenemos la revista Kamchatka, de debate económico. Ellos (por Lucía) tienen la Plan[h]. Además, este año realizamos el Foro Nacional de Educación para el Cambio Social, un encuentro nacional al que vinieron más de 100 mil estudiantes de todo el país.

- Lucía: También es importante la discusión de los planes de estudio. En Económicas siempre hay una voluntad de cambio, porque la carrera quedó muy desligada de la economía después de 2001. Pero también se trabaja en otras facultades. En Medicina, por ejemplo, los estudiantes participan de campañas de vacunación en los barrios.

- Juan Manuel: Hoy nosotros somos la conducción de Económicas. Gracias a la movilización, tuvimos el apoyo de más de 20 mil estudiantes...

- Ignacio: Claramente movilización no es la palabra...

- Juan Manuel: Pero que se acerquen a firmar es quizá mucho más productivo que movilizarse. Nosotros conseguimos que se dicten cursos de invierno en la facultad. O que muchos puedan cursar materias de manera virtual durante un cuatrimestre. Y que accedan al material de estudio gratis en un CD, lo que iguala las oportunidades. Estos logros se consiguieron con la militancia universitaria, desde el centro de estudiantes. Es una forma de gestionar y de hacer política.

- Lucía: Hay una diferencia importante: una cosa es un centro de estudiantes y otra es la gestión de la facultad. Hay determinadas cosas que se pueden hacer porque todos los funcionarios de Económicas son del mismo espacio político que el centro de estudiantes. No dejo de reconocer que muchas cosas favorecen a los estudiantes, pero ese respaldo el clave.

- ¿Cómo ven la caracterización que hace la película de la izquierda, que tiene mucho peso en la UBA?

- Ignacio: Yo tengo muchísimas críticas a la izquierda tradicional argentina, pero la película la caricaturiza. Es demasiado crítica. Nosotros propusimos en el Consejo Superior que la UBA se pronuncie a favor de la despenalización del aborto. El movimiento estudiantil dio un debate con altura, a tal punto que la UBA se terminó pronunciando a favor. Fue una muestra de madurez. En la película se ve una izquierda boba que no se condice con la realidad.

- Lucía: La izquierda más tradicional tira para atrás en determinados reclamos que el movimiento estudiantil tendría que llevar adelante, como el apoyo a la Ley de Medios.

- Juan Manuel: La película no está tan errada. La violencia que muestra en una escena de la película un estudiante de ultraizquierda es la violencia que utilizan muchas de las agrupaciones que hoy pertenecen a la FUBA.

- En la película hay una toma del Rectorado. ¿Eso es violento?

- Juan Manuel: La toma puede ser una herramienta. Pero yo no apoyo una toma que va en contra de la democracia en la universidad, de tirar piedras porque no te gusta el resultado de la elección de autoridades. Esos métodos no me representan.

- Lucía: El tema es que hay una burocracia en la UBA que no permite que algunos reclamos se puedan tratar por otros canales de diálogo. Es como un corte de calles: se hace por necesidad, no por gusto.

- Ignacio: Hay que ser muy reaccionario para estar en contra del método de la toma. En la UBA reformar el estatuto es una reivindicación histórica del movimiento estudiantil. Las elecciones no son democráticas porque sólo vota una pequeña porción de los docentes, los que están concursados.

- Juan Manuel: Yo estoy a favor de la reforma del estatuto, pero no comparto los métodos. Eso lo quiero dejar recontraclaro.

- Lucía: Como dice "Nacho", los docentes no están bien representados dentro del cogobierno de la facultad.

- ¿Creció en los últimos años la militancia "nacional y popular", vinculada al kirchnerismo?

- Juan Manuel: Yo creo que no.

- Lucía: Hay un gran crecimiento en toda la UBA, aunque aún no se exprese en la conducción de un centro de estudiantes.

- Ignacio: A La Cámpora le va mal en la UBA. Los estudiantes que votan a Cristina no votan a La Cámpora, porque ven a sus militantes como gente que está en algún tipo de alpinismo político.

- Lucía: El campo nacional y popular está más expresado en Encuentro Universitario que en La Cámpora. Y no somos paracaidistas sino que tenemos años de construcción. ■

[*] Versión ligeramente modificada de un artículo publicado el 5 de septiembre pasado en el diario Clarín.

Del cine a la publicidad, ida y vuelta

ESTE ES UN POST PATROCINADO


De Pino Solanas a Jean-Luc Godard, son muchos los directores de cine que incursionaron en el mundo de la publicidad. Mariano Llinás, uno de los hombres clave del Nuevo Cine Argentino, se acaba de sumar a la lista. El realizador de Balnearios e Historias extraordinarias dirigió un nuevo spot para Techint, focalizado en el programa de becas de la la empresa de la familia Rocca en Argentina, y que llega a los cines de Buenos Aires a partir de hoy.

Luego de otros dos que mostraron a jóvenes ingenieros y a las pymes argentinas, este nuevo capítulo (bajo la consigna "¿Qué querés ser cuándo seas grande?") está protagonizado por becarios del programa que Techint coordina desde hace cinco décadas y que hoy entrega más de 500 becas al mérito por año. Como los anteriores, se puede ver aquí. Y también en los complejos de la cadena Hoyts (Unicenter, Panamericana, Abasto y Quilmes), Cinemark Caballito y Showcase Rosario. ■