Que la ficción le siga ganando a la ciencia [*]

Dave Bowman lucha contra HAL 9000 en '2001: una odisea espacial'
Desde que el cohete aterrizó en el ojo derecho de la Luna en el viaje del pionero Georges Méliès hasta la reciente batalla entre humanos y Na'vis en el fluorescente Pandora de James Cameron la ciencia ficción ha recorrido un camino largo y sinuoso en el cine. El género tuvo en Hollywood sus épocas doradas (los cincuenta, plena Guerra Fría, con producciones de escaso presupuesto que aprovechaban la paranoia comunista), otras en las que adquirió prestigio (de la mano de películas "serias" como 2001: una odisea espacial), un vuelco hacia la aventura (cortesía de George Lucas y su saga de La guerra de las galaxias) y, en los últimos años, un creciente interés por escenarios apocalípticos y alegorías ecológicas.

Resulta que ahora, luego de más de cien años de evolución del género, un físico estadounidense arremete con una especie de guía para guionistas en la que explica algunos conceptos científicos porque, se queja, el cine de ciencia ficción está plagado de errores.

Y entonces sí, hay que admitir que la "realista" pelea entre Bowman y HAL 9000 es genial, pero que el cine no sería como lo conocemos si la Tierra no se hubiera paralizado, si no nos hubieran invadido varias veces los usurpadores de cuerpos, si a Luke no lo hubiera acompañado la Fuerza, si Rick Deckard no hubiera sido un replicante o si Terminator no hubiera viajado en el tiempo, entre otros imposibles. Es decir, si la ficción no le hubiera ganado a la ciencia. ■

[*] Esta columna fue publicada hoy en el diario La Razón de Buenos Aires. Sobre la iniciativa del físico estadounidense se puede leer un artículo del periódico español ABC.es.

Fue dicho

Confundidos por las altas calificaciones, no pocos espectadores se 'clavan' con películas lentas y crípticas que están muy lejos de la sensibilidad media. Así, por ejemplo, la semana pasada se vio gente frente a la boletería del Atlas Santa Fe que reclamaba airadamente la devolución de su dinero, en medio de graves imprecaciones hacia los críticos, porque no sentían, ni por asomo, la misma fascinación que ellos frente a 'Intervención divina', la película del palestino Elia Suleiman. ¿Acaso no estará, por casualidad, sucediendo algo peor este fin de semana con 'Japón', el controvertido film, claramente para minorías advertidas, del mexicano Carlos Reygadas?
El periodista Pablo Sirvén, secretario de redacción del diario La Nación, en un texto titulado "La crítica y la gente, divorciadas", publicado en su columna Entrelíneas del suplemento de espectáculos del domingo 6 de julio de 2003. Al recordar este párrafo, la opinión de Sirvén de hace un par de domingos, que generó una respuesta de Juan Villegas, se torna más comprensible y menos sorprendente. ■

La TV aprovecha un espacio que el cine deja vacante [*]

Sonja Sohn, Wendell Pierce y Dominic West en 'The Wire'
"El cine tiene que competir con la televisión, y ahora hay tantas películas de una hora maravillosas por TV. La serie The Wire, por ejemplo. Es perfecta, no se puede competir con ella. El cine tiene que ser algo diferente, tiene que dar objetos más extraños". Así explicó el gran director francés Arnaud Desplechin por qué sus películas (como la maravillosa El primer día del resto de nuestras vidas) siempre duran más de dos horas.

Desplechin no se equivoca. The Wire, que HBO emitió entre 2002 y 2008, no sólo es excelente sino que, además, ofrece algo que Hollywood parece haber dejado de lado: riesgos. Mientras el cine industrial apenas se atreve a apostar por inversiones seguras (secuelas, remakes, adaptaciones de best sellers o videojuegos), la originalidad aparece en la pantalla chica, sobre todo a partir de guiones tan intrincados como gancheros. El masivo fenómeno de Lost, cuya sexta y última temporada podrá verse desde mañana en Argentina, es un buen ejemplo al respecto.

Desde que a principios de los noventa David Lynch le otorgó otra densidad a las series con Twin Peaks se ha recorrido un largo camino, en el que Los Soprano, Seinfeld y Six Feet Under -por nombrar sólo algunas- deberían ser mojones infranqueables. De allí que cada tanto algún intelectual, algo alucinado pero no del todo, lance aquello de que si los grandes escritores clásicos vivieran escribirían guiones para televisión. ■

[*] Esta columna fue publicada hoy en el diario La Razón de Buenos Aires. La cita de Desplechin fue tomada de una entrevista con el diario Clarín de julio del año pasado.