Fue dicho

Vi algo nuevo. Y lo hice.

El estadounidense Herschell Gordon Lewis, pionero del gore. Alguna vez contó que la idea de realizar filmes explícitos, repletos de sangre y vísceras, se le ocurrió mientras veía una película de gangsters en la que los muertos no sangraban.

Eso fue a principios de los sesenta. Como el terror es el único género que se define por lo que provoca en el espectador, sus límites están en constante movimiento. Es por eso que hoy escenas como las de Blood Feast (1963) o 2000 maníacos (Two Thousand Maniacs!, 1964) integran películas de las más variadas temáticas sin escandalizar a nadie. ■

Cine para pensar el Mayo Francés

Las protestas del Mayo Francés

El Mayo Francés, del que el mes próximo se cumplen 40 años, comenzó como una protesta estudiantil a la que luego se sumaron los sindicatos. Sacudió al país y al gobierno de Charles de Gaulle, pero los sucesos de aquella primavera de 1968 repercutieron en todo el mundo, con influencias que van mucho más allá de la política.

Ayer comenzaron una serie de actividades, organizadas por la Embajada de Francia en Buenos Aires y otras instituciones, que apuntan a pensar aquello como "acontecimiento del mundo". Hasta fines de mes habrá siete conferencias y debates y una muestra de afiches. Y también -esto es lo que aquí más nos interesa- un ciclo de cine denominado "La imaginación al poder: mayo del '68 / 40 años después". Desde el viernes 2 de mayo se verán en la Sala Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530, 0800-333-5254) más de veinte films, la mayoría inéditos en Argentina. Se trata de uno de esos ciclos que no conviene dejar pasar, ya que la posibilidad de ver estas realizaciones en otros ámbitos es casi nula. Menos aún en pantalla grande.

A continuación va la programación completa; en la página web del Goethe-Institut Buenos Aires se puede encontrar un comentario de cada película.

Viernes 2

Sábado 3
  • A las 17 y 22:
    Ciné-tracts (1968), una realización colectiva.

Domingo 4
  • A las 17 y 22:
    El matafuegos de E.A. Winterstein (Feuerlöscher E. A. Winterstein, 1968), de Alexander Kluge; Fuego inextinguible (Nicht löschbares Feuer, 1969), de Harun Farocki; y A quebrar el poder de los manipuladores (Brecht die macht der Manipulateure, 1968), de Helke Sander.

Lunes 5

Martes 6
  • A las 14.30 y 19.30:
    Fábricas Universidades Unión (Usines Universités Union, 1976), una realización colectiva.

Miércoles 7

Jueves 8

Viernes 9
  • A las 14.30:
    Sochaux, 11 de junio de 1968 (Sochaux, 11 juin 68, 1968), una realización colectiva; y Fin de semana en Souchaux (Week-end à Sochaux, 1971), de Bruno Muel.

Sábado 10
  • A las 14.30:
    Tres cuartos de vida (Les 3/4 de la vie, 1971), del Grupo Medvekine de Sochaux; y Con la sangre de los otros (Avec le sang des autres, 1974), de Bruno Muel.

Domingo 11
  • A las 14.30:
    Sochaux, 11 de junio de 1968 (Sochaux, 11 juin 68, 1968), una realización colectiva; y Fin de semana en Souchaux (Week-end à Sochaux, 1971), de Bruno Muel.

Las entradas cuestan siete pesos. Hay descuento para estudiantes y jubilados, que pagan cuatro. ■

Unas pocas cuestiones finales sobre el Bafici

El patio del Abasto (Foto: Cinencuentro.com)
Uno. Como nunca, decenas de blogs y webs siguieron a diario el décimo Bafici. Desde Cinematófilos ofrecí un breve comentario de casi todas las películas que fui viendo y algún link interesante al respecto. Es poco (una docena de post frente a más de cuatrocientos films) pero me pareció más interesante contar a qué hora me levanté un domingo, cómo hice para llegar en diez minutos desde el Abasto hasta la Lugones o de qué charlaban los "frikitos" (una generalización absurda que en algún momento pudo ser divertida, pero ya aburre) en la interminable cola nocturna del Altlas Santa Fe.

Dos. De lo que vi y no comenté (por falta de tiempo, ganas o ideas) lo que más me gustó fue Songs of the second floor (Sånger från andra våningen, 2000), de Roy Andersson, una mordaz sátira de la sociedad sueca; y lo que menos, Boarding gate (2007), de Olivier Assayas, que no la salvan ni Michael Madsen y Asia Argento.

Tres. Me quedé con muchas ganas de ver un puñado de películas. Una es Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo (2008), de Yulene Olaizola, que venía de ser premiada en el Ficco y acá ganó la competencia internacional. Otra, Profit Motive and the Whispering Wind (2007), de John Gianvito, que le puso imágenes al libro La otra historia de los Estados Unidos, de Howard Zinn. En Blogs & Docs se puede leer un buen artículo al respecto. Y también, en menor medida (no por las cualidades de la película, sino porque supongo que será más sencilla de conseguir), Stellet licht (2007), de Carlos Reygadas. Las ganas por estas últimas se acrecentaron luego de ver dos videos, cortesía del blog peruano Cinencuentro: a la izquierda habla Gianvito antes de la exhibición de su película; a la derecha, Reygadas dice cosas muy interesantes, siempre y cuando no sean tomadas en términos absolutos.



Cuatro. También me quedé con ganas de ver algo más de Kôji Wakamatsu, cineasta japonés al que desconocía. El suyo es un cine militante y, consecuentemente, le pone el cuerpo a la causa. En la edición del sábado pasado de Sin Aliento, el diario del festival, publicaron una entrevista. Allí cuenta que utilizó su propia casa de campo en el rodaje de su última película, United Red Army (Jitsuroku rengô sekigun: Asama sansô e no michi, 2007): "La historia requería que la cabaña terminase absolutamente destrozada durante el enfrentamiento, entonces no me quedó otra. Tuve que sacrificar mi propia cabaña para hacer la película". Si se manejan bien con el inglés el reportaje completo, muy recomendable, se puede leer en el sitio Midnight Eye.

Cinco. Los festivales parecen exacerbar las diferencias. Hay excepciones, claro, pero en general las películas se aman o se odian. Para Quintín, The Man from London (A Londoni férfi, 2007) comprueba que Béla Tarr es un genio; para Diego Battle, se trata de "un simple regodeo técnico-visual artificial e insustancioso". Sobre Correction (Diorthosi, Thanos Anastopoulos, 2007), Horacio Bernades opinó que "el film se cuida muy bien de medir qué cartas juega, y cuándo lo hace"; Fernando López, en cambio, escribió que "tal retaceo de información primero genera curiosidad, más tarde desconcierta, al fin desalienta". Lo que reafirma que, salvo algunos casos extremos que no admiten discusión, los que en última instancia terminan definiendo el gusto por una película son los sentimientos.

Seis. La Sala Lugones del San Martín es uno de los mejores ámbitos del país (sino el mejor) para ver buen cine. Pero desde hace rato pide una remodelación. Allí los subtítulos se proyectan sobre la película, lo que de a ratos los torna casi ilegibles. En otras salas más modernas el subtitulado tampoco es el mejor, pero molesta menos. Y a esto se pueden sumar otros problemas (algunos casi inevitables en un festival de estas características), como los que enumeró Bernades en Página/12.

Siete. Tal vez sea la influencia de ver cine en continuado durante doce días, ¿pero no les da la sensación de que en pantalla todo se parece mucho, a veces demasiado? ■

De realidades y creatividades

Escena de 'The mosquito problem and other stories'

Bafici 2008
THE MOSQUITO PROBLEM AND OTHER STORIES (2007)
Título original: Problemat s komarite i drugi istorii.
Dirección: Andrey Paounov.
País: Bulgaria.
Duración: 100 minutos.
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En un célebre artículo publicado en febrero de 1926 en el periódico londinense The Sun, John Grierson definió el género documental como "un tratamiento creativo de la realidad".

En la pequeña ciudad búlgara de Belene, a orillas del Danubio, tienen un serio problema con los mosquitos. Durante el verano son una plaga. La comuna fumiga las calles y los habitantes se las arreglan como pueden en sus casas: ventiladores, insecticidas, humo, aspiradoras.

Paounov toma ese problema real como excusa para contar otras historias y, sobre todo, descubrir personajes. Humor, anécdotas y datos rigurosos se conjugan en un recorrido por Belene y sus alrededores. Aparecen una mirada sobre las consecuencias de la caída del bloque soviético, las esperanzas de prosperidad puestas en una planta nuclear eternamente inconclusa, la historia de una ex carcelera soviética y su hija.

Más tragicómica que humorística, sumamente entretenida, la película en algunos momentos se ríe con sus protagonistas y, en otros, de ellos. Recobra relevancia entonces una eterna pregunta que atraviesa a casi todo el género: ¿cuánto hay de realidad y cuánto de creatividad? ■

> The mosquito problem and other stories ya se vio tres veces en el Bafici. No volverá a exhibirse en esta edición.

Las miserias del culto al mercado

Escena de 'Import/Export'

Bafici 2008
IMPORT/EXPORT (2007)
Dirección: Ulrich Seidl.
País: Austria.
Duración: 135 minutos.
Elenco: Ekateryna Rak, Paul Hofmann, Michael Thomas, Maria Hofstätter.
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Una ucraniana en Austria y un austríaco en Ucrania. Los distintos caminos que transitan y una misma realidad: la de una Europa postcomunista que padece las consecuencias del culto al mercado. Con un montaje paralelo, entre buenas composiciones de cuadro y cámara en mano, transita con desesperanza por la escasez y la opulencia.

La película, que formó parte de la competencia oficial del último Festival de Cannes, gana mucho con la fuerza de los escenarios naturales, que le otorgan veracidad al relato. Y no convence cuando, de a ratos, apela a cierto exceso en la exhibición de las miserias humanas. Pero al lado de otras films transnacionales con pretensiones aleccionadoras -Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006) es el ejemplo más preciso- resulta una obra lúcida. ■

> Import/Export ya se vio tres veces en el Bafici. No volverá a proyectarse en esta edición.

Otro globo sobre París

Escena de 'Le voyage du ballon rouge'

Bafici 2008
LE VOYAGE DU BALLON ROUGE (2007)
Dirección: Hou Hsiao-hsien.
País: Francia.
Duración: 113 minutos.
Elenco: Juliette Binoche, Simon Iteanu, Fang Song, Hippolyte Girardot.
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El Museé d'Orsay llevó a Hou Hsiao-hsien a París y le hizo filmar una película. El resultado fue una revisión de casi dos horas de El globo rojo (Le ballon rouge, 1956), bellísimo cortometraje de Albert Lamorisse.

Una madre divorciada y sobreexigida (Juliette Binoche, tal vez demasiado expresiva); su hijo, que de a ratos es el adulto de la disfuncional familia; una babysitter china que estudia cine y quiere rodar un cuento sobre un globo rojo. Personajes que dan vida a pequeñas historias con la impronta de la oposición entre lo nuevo y lo viejo.

En medio hay referencias más o menos claras al clásico corto francés: el pibe que en lugar de desatar el globo le exige a los insultos que baje, el hombre vestido de verde que mueve al globo y luego desaparecerá gracias a las nuevas técnicas digitales (lo que es también una alusión a un célebre artículo de Bazin, Montaje prohibido).

Diego Batlle escribió en Otros Cines que esta es la película menos personal de Hsiao-hsien. Sin dudas es mucho menos personal que Café Lumière (Kôhî jikô, 2003). Y también menos interesante. ■

> Le voyage du ballon rouge ya se vio tres veces en el Bafici. No volverá a exhibirse en esta edición.

El camino de la identidad

Escena de 'Victoria'

Bafici 2008
VICTORIA (2008)
Dirección: Adrián Jaime.
País: Argentina.
Duración: 90 minutos.
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Victoria Donda creció sin saber. Como cientos de bebés durante la última dictadura, ella nació en un campo clandestino de detención. Pero su historia es particularmente dura entre las miles que dejó el genocidio.

Adrián Jaime siguió durante meses a Victoria en la búsqueda de su identidad, en el camino para reconstruir la historia de sus padres y la suya propia. El viaje a Canadá para conocer a su abuela biológica, las reuniones con ex compañeros de estudios y militancia de sus padres, los encuentros con familiares.

Sin entrevistas ni voces en off, la cámara es testigo de esas charlas. Pero a diferencia de otros documentales resulta de a ratos un elemento invasivo: está ahí, y seguramente sin proponérselo condiciona algunas situaciones.

Al centrarse en la reconstrucción de la historia, el documental deja de lado la rica personalidad de Victoria, una militante de muchos años que no por casualidad asumió el año pasado como diputada nacional, la primera hija de desaparecidos en llegar al Congreso. Hace eje en lo individual y olvida lo colectivo. Y apela demasiado a las emociones, a veces con recursos no del todo nobles. ■

> Victoria ya se exhibió dos veces. No volverá a verse en esta edición del Bafici.

Salta, salta, salta...

Escena de 'Doubletime'

Bafici 2008
DOUBLETIME (2007)
Dirección: Stephanie Johnes.
País: Estados Unidos.
Duración: 82 minutos.
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Quienes hayan disfrutado de esa gran comedia llamada Pelotas en juego (Dodgeball: A True Underdog Story, Rawson Marshall Thurber, 2004) sabrán que en Estados Unidos casi cualquier actividad es considerada un deporte y que, consecuentemente, ahí estará ESPN para televisarla. Con más de trescientos millones de habitantes los yankis tiene mercado para todo.

Saltar la soga es un deporte en Estados Unidos. Chicos y chicas de todo el país lo practican divididos en dos asociaciones: una, más bien blanca, que pone énfasis en lo físico; otra, más bien negra, que hace hincapié en el show.

Doubletime sigue a los campeones de ambas entidades durante su preparación para competir en el mítico Apollo Theatre de Harlem, en Nueva York. Con una estética convencional, demasiado televisiva, y una extrema corrección política, se centra en las historias de un puñado de personajes sin demasiados atractivos. La gran pregunta, entonces, es qué hace una película de este tipo en la programación de un festival como el Bafici.

Con todo, si se logra cierto grado de abstracción sobre lo mencionado en el párrafo anterior se podrá disfrutar de la asombrosa habilidad de estos pibes, verdaderos prodigios de las cuerdas. ■

> Doubletime se exhibe por última vez en el Bafici este domingo a las 12.30 en el Abasto.

Por las calles de Manila

Escena de 'Tirador'

Bafici 2008
TIRADOR (2007)
Dirección: Brillante Mendoza.
País: Filipinas.
Duración: 86 minutos.
Elenco: Coco Martin, Nathan Lopez, Kristoffer King, Jiro Manio, Jacklyn Jose.

Por momentos la película es tan vertiginosa que hace que Bourne: el ultimátum (The Bourne Ultimatum, 2007) parezca un lento plano secuencia. Pero a diferencia de Paul Greengrass, Brillante Mendoza no estiliza sus imágenes y la constante cámara en mano es un testigo más de las situaciones que intenta, muchas veces de manera desprolija, captar detalles. La filmación en digital acrecienta esta sensación de veracidad documental.

Las historias (o, mejor, los fragmentos, recortes de las historias) de distintos personajes se van cruzando y mezclando desordenadamente en Manila, una ciudad que se muestra caótica. Entre la histérica estética y las intenciones documentales, el film deja muy poco lugar para la reflexión: lo que se ve es la realidad.

La diferencia con otras producciones que también se pretenden realistas (hay nefastos ejemplos recientes) es que Tirador no juzga, muestra. No juzga a quienes hacen largas colas para recibir algo de algún político inescrupuloso, no juzga a quien manotea una cadenita en la calle y sale corriendo, no juzga a quien se afana un reproductor de DVD para cambiarse la dentadura. Lo que no es poco. ■

> Tirador vuelve a exhibirse mañana a las 17.45 en el Cosmos.

Sexo, traiciones y política

Escena de 'Ecstasy of the Angels'

Bafici 2008
ECSTASY OF THE ANGELS (1972)
Título original: Tenshi no kôkotsu.
Dirección: Kôji Wakamatsu.
País: Japón.
Duración: 89 minutos.
Elenco: Ken Yoshizawa, Rie Yokoyama, Yuki Arasa, Masao Adachi, Michio Akiyama, Yosuke Akiyama, Susumu Iwabuchi.
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Una célula de militantes de una agrupación guerrillera roba explosivos en una base del ejército estadounidense en Japón. En el intento mueren algunos hombres y uno de los que sobrevive queda ciego. Se desatan entonces enfrentamientos internos, en la agrupación y en la propia célula, para ver quién se queda con los explosivos.

Todo esto trascurre entre torturas, escenas de sexo (generalmente con algún testigo), largos parlamentos doctrinarios, traiciones, deseos y contradicciones. Y se muestra entre el color y el blanco y negro, un recurso que, como casi toda la película, desorienta.

En su etapa más prolífica, entre fines de los años sesenta y mediados de los setenta, Kôji Wakamatsu filmaba cuatro o cinco películas por año. Casi todas incluían altas dosis de sexo, violencia y política, un combo que dio origen a un subgénero denominado pinku eiga.

Hoy, a los 72, sigue activo pero aminoró considerablemente el ritmo de su producción, que además parece recorrer senderos menos retorcidos. En la última Berlinale se programaron tres de sus clásicos y su último film, United Red Army (Jitsuroku rengô sekigun: Asama sansô e no michi, 2007). A este redescubrimiento tardío se suma el foco que le dedica el Bafici.

Poco más puede agregar este bloguer sobre Wakamatsu, cineasta del que apenas conocía algo por su participación en El imperio de los sentidos (Ai no corrida, Nagisa Oshima, 1976) y del que no había visto ninguna película. Habrá que seguir indagando. ■

> Ecstasy of the Angels se exhibe por última vez en el festival este sábado a las 22.15 en el Malba. Además, la retrospectiva de su obra incluye otras quince películas. El detalle, aquí.

Soledad artificial

Escena de 'Night Train'

Bafici 2008
NIGHT TRAIN (2007)
Título original: Ye Che.
Dirección: Diao Yinan.
País: China.
Duración: 94 minutos.
Elenco: Liu Dan, Qi Dao, Xu Wei, Xu Yuxi.
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Por un lado hay una mujer, sola con su soledad, que trabaja en la policía judicial y debe encargarse de ejecutar a las condenadas a muerte. En su búsqueda de compañía se ve envuelta (y luego, como forma de escape, de deja envolver) por una situación criminal. Por otro, en un segundo plano, una mirada crítica de la situación social de la China post-comunista.

En el medio, una película pretenciosa y festivalera, visualmente pomposa, por demás artificial, con una historia que acumula casi tantas desgracias como fotogramas y hace que un tipo como Kim Ki-duk parezca un gran poeta.

El conjunto apenas sirve para confirmar dos cosas: que el catálogo del Bafici suele ser engañoso y que a los papelitos para la votación del público en la competencia internacional les falta una sexta casilla. ■

> Night Train vuelve a exhibirse mañana a las 20.15 en la Atlas Santa Fe.

Fred Kelemen habla sobre The Man from London



Nacido en Berlín en enero de 1964, Fred Kelemen comenzó a estudiar cine en 1989. Luego de trabajar como camarógrafo y de realizar algunos cortos en 1993 dirigió su primera película, Kalyi - Time of Darkness (Kalyi - Zeit der Finsternis). Considerado como uno de los realizadores actuales más innovadores de Europa, la quinta edición del Bafici le dedicó en 2003 una retrospectiva en la que se vieron, además de su ópera prima, los films Fate (Verhängnis, 1994), Frost (1997) y Nightfall (Abendland, 1999).

Fred KelemenKelemen está en Buenos Aires porque integra el jurado de la Selección Oficial Internacional del festival. Se encargó de la dirección de fotografía en The Man from London (A Londoni férfi, 2007), gran película de Béla Tarr ya comentada en este blog. No es exagerado decir que la importancia de su trabajo en el film es comparable, más allá de las obvias diferencias, al de Gregg Toland para El ciudadano (Citizen Kane, Orson Welles, 1941).

Luego de la función del domingo 13 en el Abasto respondió algunas preguntas del público. En el primer video, a la derecha, habla de los varios inconvenientes que presentó el rodaje. Aunque al ver la película se puede presumir una realización complicada, su relato de la filmación sorprende. En el segundo, a la izquierda, se refiere a las decisiones artísticas y técnicas. La calidad del video deja mucho que desear (la sala estaba poco iluminada, la posición no era la mejor y la camarita en manos inexpertas apenas sirve para filmaciones caseras). Pero el audio es bastante bueno y, sobre todo, es interesante lo que dice Kelemen. ■

Mi amiga es un vampiro

Escena de 'Let the Right One in'

Bafici 2008
LET THE RIGHT ONE IN (2008)
Título original: Låt den rätte komma in.
Dirección: Tomas Alfredson.
País: Suecia.
Duración: 114 minutos.
Elenco: Kåre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar, Henrik Dahl, Karin Bergquist, Ika Nord.
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Los vampiros, como sus parientes cercanos los zombies, dan para iniciativas de todo tipo. Esta vez se trata de la historia de Oskar, un chico de doce años con varios conflictos y algunas obsesiones. Acosado por los nenes malos de su clase se acerca a una vecina misteriosa, cuya aparición en el helado barrio de alguna ciudad de Suecia coincide con el comienzo de una serie de asesinatos.

La chica resulta ser, literalmente, una chupasangre. Pero a Oskar poco le importa, y de la amistad pasan a un ¿noviazgo? preadolescente. En el medio hay mucha sangre, algo de gore, una que otra escena bien lograda y toques de humor negro. El hombre encargado de conseguirle sangre a la niña se lleva las palmas en este aspecto.

La película intenta ser una vuelta de tuerca sobre un género en el que, de tan transitado, no es sencillo innovar. Entre logros visuales y convencionalismos, queda a mitad de camino entre el horror y el humor. Pero logra entretener. ■

> Let the Right One in ya se vio tres veces en el Bafici. No volverá a exhibirse en esta edición.

Montaje en el plano

Escena de 'The Man from London'

Bafici 2008
THE MAN FROM LONDON (2007)
Título original: A Londoni férfi.
Dirección: Béla Tarr.
País: Alemania, Francia, Hungría.
Duración: 132 minutos.
Elenco: Miroslav Krobot, Tilda Swinton, Ági Szirtes, János Derzsi, Erika Bók.
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El plano secuencia inicial, casi al nivel de aquella célebre genialidad de Orson Welles, justifica por sí solo las más de dos horas que le siguen. Porque la historia se ha visto o leído decenas de veces: un hombre de vida opaca presencia de casualidad un asesinato y se queda con una valija repleta de dinero.

La cuestión es cómo el húngaro Béla Tarr decide narrar esta historia, basada en una novela homónima de Georges Simenon: apoyado en el monumental trabajo del director de fotografía Fred Kelemen, encadena una larga serie de planos secuencia. Pero como planteaba Andé Bazin esta decisión no renuncia al montaje (a pesar de que todo el film no debe superar las veinticinco tomas) sino que, por el contrario, lo integra a su plástica. El término "plano secuencia", entonces, debería ser reemplazado por el más adecuado "montaje en el plano".

Así, lo que podría haber sido un convencional policial negro se transforma en una película de gran originalidad, tan artificial como fascinante, tan reiterativa como sorprendente, tal vez excesiva en su metraje pero prodigiosa en ideas y argumentos técnicos. Imprescindible. ■

> The Man from London se puede ver por última vez en el Bafici este martes a las 18.30 en la Sala Lugones del Teatro San Martín.

Tras las rejas

Escena de 'Correction'

Bafici 2008
CORRECTION (2007)
Título original: Diorthosi.
Dirección: Thanos Anastopoulos.
País: Grecia.
Duración: 83 minutos.
Elenco: Giorgos Symeonidis, Ornela Kapetani, Savina Alimani, Nikos Georgakis, Buyar Alimani.

Como en Ballast, aquí se van soltando de a poco y con cierta sutileza fragmentos de un pasado que configuran el presente. Pero a diferencia de la película de Lance Hammer -con la que Correction tiene bastante poco en común, más allá de algunas cuestiones formales- la narración es artificiosa. El uso deliberado y reiterativo de la escasa profundidad de campo es un claro ejemplo en este sentido.

Yorgos sale de la cárcel y comienza a transitar una ciudad enrejada para vigilar los movimientos de una mujer y su hija. El hombre intenta acercarse a ellas en búsqueda de algún tipo de redención. De a poco, aquel pasado se va tornando menos difuso y aparecen las barras bravas y el racismo y la xenofobia que las rodean.

Hasta ahí la cosa más o menos funciona. Hasta ahí: una escena inverosímil y poco ingeniosa derriba casi todos los aciertos -que no eran muchos, pero los había- de la película. ■

> Correction, que integra la Selección Oficial Internacional del Bafici, ya se vio tres veces y no volverá a exhibirse en esta edición.

La intimidad del poder

Escena de 'Citizen Havel'

Bafici 2008
CITIZEN HAVEL (2008)
Título original: Občan Havel.
Dirección: Miroslav Janek y Pavel Koutecký.
País: República Checa.
Duración: 120 minutos.
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Con el estilo de D.A. Pennebaker o Frederick Wiseman, Miroslav Janek y Pavel Koutecký llevaron adelante la inconmensurable tarea de seguir a Václav Havel desde su asunción como primer presidente de la República Checa hasta su alejamiento del poder, diez años después. Esto es: con una cámara omnipresente pero no invasiva, observadora de privilegio que registra cada momento pero no echa mano a entrevistas, comentarios o voces en off.

Por eso Citizen Havel no es una biografía, sino un registro íntimo del paso del dramaturgo, uno de los líderes de la Revolución de Terciopelo, por el poder. Con el enorme mérito de saber entremezclar en dos horas las dosis precisas de humor, política, protocolo, tensión, distensión y drama. Havel recibe a los Rolling Stones y le recomienda dónde comer a Ron Wood; intenta hacer sonar sin éxito un saxo que luego le regalará a Bill Clinton; sufre la muerte de su primera esposa y años después se ríe en privado con la segunda de los comentarios de Jaques Chirac.

Más que la pintura de un proceso histórico -como fue la división de Checoslovaquia y el surgimiento de la República Checa- se trata del retrato de la persona y el personaje, con sus dudas y miedos, sus aciertos y errores. Un personaje al que no hace falta conocer para disfrutar de esta excelente película. ■

> Citizen Havel vuelve a exhibirse mañana a las 21 en la Sala Lugones del Teatro San Martín.

Paradojas de la democracia yanki

Escena de 'How Ohio Pulled It Off'

Bafici 2008
HOW OHIO PULLED IT OFF (2007)
Dirección: Charla Barker, Matthew Kraus y Mariana Quiroga.
País: Estados Unidos.
Duración: 57 minutos.
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Se sabe que las elecciones presidenciales en Estados Unidos encierran una paradoja: a pesar de su enunciado, los votantes no eligen a un presidente sino a los integrantes del Colegio Electoral (electores) que sí, finalmente, decidirán quién gobernará el país durante cuatro años. Este sistema encierra, también, una injusticia: el que gana en un estado se lleva todos los electores, sin importar cuántos votos de ventaja haya logrado.

El estado de Ohio fue a los comicios de 2004 (en los que George Bush alcanzó la reelección) lo que Florida a los de 2001: el proceso electoral fue duramente criticado y hubo varias denuncias de fraude. Con casi sesenta testimonios -rigurosos y no tanto, algunos anecdóticos, otros de color- How Ohio Pulled It Off (Cómo se las arregló Ohio) indaga en esas varias irregularidades: desde cómo las minorías fueron deliberadamente discriminadas el día de las elecciones hasta la implementación de un cuestionado sistema de voto electrónico.

El documental tiene algo del estilo Michael Moore, sobre todo en el tono burlón que le otorga a algunas imágenes. Pero acierta al despegarse de primera persona, tan recurrente en la obra del realizador de Michigan. Entre una cosa y otra logra una buena aproximación, didáctica, al paradójico sistema electoral de la autoproclamada gran democracia del mundo.

Dato al margen: una de las realizadoras es argentina. Mariana Quiroga nació acá y cuando tenía tres años su familia de exilió en Venezuela. Realizado como tesis para la Ohio University School of Film, este es su primer largometraje. ■

> How Ohio Pulled it Off volverá a exhibirse el martes a las 14.30 en el Cosmos y el miércoles a las 14 en el Centro Cultural Recoleta.

La densa austeridad del Mississippi

Escena de 'Ballast'

Bafici 2008
BALLAST (2008)
Dirección: Lance Hammer.
País: Estados Unidos.
Duración: 96 minutos.
Elenco: Micheal J. Smith Sr., JimMyron Ross, Tarra Riggs, Johnny McPhail.
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Cámara en mano, sin redundancias ni artificios, con un tono parco y austero, el debutante Lance Hammer va desperdigando en el presente fragmentos del pasado de un chico, su madre y su tío en el delta del Mississippi. De ningún modo el lugar es casual: la atmósfera gris, húmeda y desolada colabora con el clima denso de la película.

El minimalismo casi extremo que recorre el film no atenta contra las emociones. Por el contrario, logra una sensibilidad alejada de los golpes bajos. Muestra con naturalidad y sin prejuzgamientos el drama de una familia disfuncional.

Sobre el final el relato pierde cierta sutileza y se torna algo predecible, pero el conjunto no deja de ser una buena pintura sobre una relación conflictiva en una zona de Estados Unidos que no suele atraer las miradas. ■

> Ballast vuelve a exhibirse hoy a las 16.30 en el Abasto y el sábado 12 a las 18.15 en el Atlas Santa Fe.

Hollywood en Don Torcuato (cuarta y última parte)

A modo de epílogo.

La calidad de las realizaciones de Roger Corman cayó mucho a fines de los setenta. No tanto el nivel de producción, que siempre había sido más bien bajo, sino lo artístico. Esto se puede explicar desde varios aspectos. "Es una cuestión de ciclos. Cuando yo empecé los grandes estudios dominaban la industria. En los 60 y 70 llegaron los independientes e hicieron mejores y más exitosas películas. Ahora el péndulo volvió a los grandes estudios", sostuvo Corman en un reportaje con el diario Clarín en marzo de 2002, cuando estuvo en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

En la misma entrevista, una líneas más abajo, brindó una mirada mucho más interesante sobre el asunto: "Cuando Tiburón salió, Vincent Canby, el entonces crítico de The New York Times, escribió: '¿Qué es Tiburón sino una película de Corman con gran presupuesto?'. Tenía razón, pero no del todo. No sólo era más grande sino mejor. La resurrección de los grandes estudios se debió a éxitos como Tiburón y Star Wars. Cuando vi esos filmes me di cuenta que estaba en problemas, porque hacían mis películas en grande. Lucas, Spielberg y esa generación de cineastas crecieron viendo mis películas y cuando tuvieron su oportunidad las hicieron en grande".

Roger Corman en Mar del Plata, en 2002
Este descenso en la calidad se ve con nitidez en las producciones realizadas en Argentina. Está claro que ninguna de las diez películas tuvo trascendencia como obra, y tampoco fueron éxitos de taquilla. Además, ninguno de los actores y técnicos argentinos que participaron en ellas pudo desarrollar luego una carrera en Estados Unidos. ¿Qué aportó entonces el paso de Corman por nuestro país?

Por un lado, durante ocho años estas películas ofrecieron una fuente de trabajo con cierta constancia y regularidad para una industria -si es que cabe el término- que en aquellos años no pasaba por su mejor momento. Olivera dijo hace unos años que fueron "imprescindibles para mantener abiertos los estudios (Baires)". Según publicó La Razón el 5 de mayo de 1985, La muerte blanca (Cocaine Wars) costó alrededor de un millón de dólares. Para tener un parámetro de comparación, en Brigada explosiva: misión pirata (Rodolfo Ledo, 2008), una película más cara que el promedio de las producciones actuales del cine argentino, se invirtieron 1,2 millón de dólares. Es que una película de bajo presupuesto estadounidense sería una superproducción en unos cuantos países.

Bertrand Tavernier, Héctor Olivera y Roger Corman en 2002
Pero hay otro aspecto, más importante. Luego de Deathstalker, realizada en el verano de 1983, en nuestras pampas se filmaron varias producciones clase B, en muchas de las cuales estuvo vinculado el productor Luis Sartor, como La venganza de un soldado (Vengeance of a Soldier, David Worth, 1984), con John Savage y María Socas; Contacto ninja en la Argentina (Rage of honor, Gordon Hessler, 1986); Sin escape (Catch the Heat, Joel Silberg, 1987); Entre rejas (Jailbird Rock, Phillip Schuman, 1988); y Norman's Awesome Experience (Paul Donovan, 1989).

También hubo producciones más importantes, de mucho mayor presupuesto y trascendencia, como La misión (The Mission, Roland Joffé, 1986), con Robert De Niro, Jeremy Irons y Liam Neeson, candidata a siete premios Oscar; Fábrica de locuras (Gung Ho, Ron Howard, 1986), con Michael Keaton; Naked tango (Leonard Schrader, 1991), con Vincent D'Onofrio; y Highlander 2 (Highlander II: The Quickening, Russell Mulcahy, 1991), con Sean Connery, Virginia Madsen y Christopher Lambert.

Este es el aporte más interesante. Como plantea Diego Curubeto en Babilonia Gaucha, Corman rompió con cierto temor de los productores estadounidenses a filmar en Argentina. Abrió una puerta por la que luego, aprovechando las condiciones económicas favorables, ingresaron una larga serie de realizaciones extranjeras. Algo que, con lógicos altibajos, continúa hasta hoy. ■

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