Música de películas: Busco mi destino


El quinteto surgió en Toronto 1967 con el nombre de The Sparrows, pero meses después, ya en Los Angeles, lo cambiaron por el definitivo Steppenwolf (El lobo estepario), tomado del título de la novela de Hermann Hesse. Entonces, liderados por John Kay, un alemán del Este emigrado a Canadá, versionaron una composición de Mars Bonfire para lograr uno de los primeros atisbos de heavy metal: Born to be Wild.

Tema rugiente y elemental, pegadizo y con cierto mensaje crítico, llegó a ser número dos en 1968. Y al año siguiente se lo incluyó en una película que, como la canción, es todo un símbolo de la época: Busco mi destino (Easy Rider, Dennis Hopper, 1969).

En el video que abre el post se pueden ver los títulos iniciales del film, que incluyen Born to be Wild y dan algunas pistas sobre el tono del resto la película. Por un lado, la idea de libertad: Capitán América (Peter Fonda) tira su reloj al suelo, como un pequeño símbolo del comienzo de un viaje sin ataduras. Por otro, la discriminación: ya de noche, no son admitidos en un hotelucho por sus atuendos y las motos.

En un futuro post se abordará con más detalle la historia de la filmación de la película, caótica y condimentada con altas dosis de marihuana, cocaína y LSD. Y el papel del productor Bert Schneider, reconocido como el salvador de un proyecto que había nacido maldito. ■

Breves sobre los Oscar

Uno. Esta madrugada Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men, Joel y Ethan Coen, 2007) ganó el Oscar a la mejor película, lo que habla tanto de la previsibilidad de la Academia de Hollywood como de la poca pericia de este bloguer para los pronósticos.

Dos. ¿Por qué TNT no ofreció en su transmisión para América latina una segunda pista de audio (SAP)? Es preferible entender a medias en idioma original que tener que soportar las insufribles voces de los traductores y su castellano neutro.

Tres. Los premios nunca estarán exentos de polémica. Ni los más cuestionados ni los más prestigiosos. ■

Fue dicho

¡Es un film que todo el mundo debería ver!
El presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt lanzó la exclamación luego de ver, en la Casa Blanca, el documental Tierra de España (The Spanish Earth), dirigido por el holandés Joris Ivens. Fue en 1937. Como muchas otras realizaciones de la época, Ivens daba allí testimonio de la Guerra Civil Española. Ernest Hemingway fue el narrador de un fragmento del relato. ■

Ciclo: cine y jazz en el Borges



Miles Davis, Duke Ellington, Paquito d'Rivera, Tito Puente, Bebo Valdés, Thelonius Monk. Estos nombres, entre varios otros, integran el ciclo "El cine y el jazz" que durante marzo, siempre a las 19 y con entradas a ocho pesos, copará la agenda del Centro Cultural Borges. A continuación, el programa completo de un ciclo que, supongo, hará las delicias del amigo Jorge Y. de la G:
  • Sábado 8 y domingo 23
    Dulce y melancólico (Sweet and Lowdown, Estados Unidos, 1999), de Woody Allen.
  • Lunes 9 y viernes 28
    Calle 54 (España/Francia, 2000), de Fernando Trueba.
  • Viernes 14 y sábado 29
    Bird (Estados Unidos, 1988), de Clint Eastwood.
  • Jueves 15
    Cotton Club (The Cotton Club, Estados Unidos, 1984), de Francis Ford Coppola.
  • Viernes 21 y domingo 30
    Las cinco monedas (The five pennies, Estados Unidos, 1959), de Melville Shavelson.
En el video que abre el post, los títulos iniciales de Anatomía de un asesinato, obra del gran Saul Bass que contó con la inestimable colaboración de la música de Duke Ellington. ■

Digresión galardonil

Premio Arte y PicoCon tanto meme dando vueltas algún día iba a tocar. Ese día es hoy: desde la lejana Alemania, Marta, autora del blog Conversando de películas, ha elegido a Cinematófilos para recibir el premio Arte y Pico. Visiblemente emocionado, el autor del blog agradece el galardón y aprovecha la ocasión para saludar a su mamá, a su papá y a todos los que lo conocen.

Los libros de historia recuerdan que el premio Arte y Pico surgió allá por el 22 de enero de 2008 en Uruguay, con un manifiesto intitulado Ha nacido un nuevo premio. Su creadora (o creador, las fuentes suelen diferir en este aspecto) fue Eseya, que según algunas teorías sería un seudónimo. El éxito de la iniciativa fue inmediato, como lo demuestran las reacciones en Technorati del blog del citado premio.

Las reglas del galardón son las siguientes:
  1. Debes elegir a cinco blogs que consideres sean merecedores de este premio por su creatividad, diseño, material interesante y aporte a la comunidad bloguera, sin importar su idioma.
  2. Cada premio otorgado debe tener el nombre de su autora y el enlace a su blog para que todos lo visiten.
  3. Cada premiada/do debe exhibir el premio y colocar el nombre y enlace al blog de la persona que la ha premiado.
  4. Premiada y premiadora debe exhibir el enlace de Arte y Pico, para que todas sepan el origen de este premio.
  5. Exhibir estas reglas.
Con tantos blogs de calidad dando vueltas, el autor de este espacio se vio inesperadamente envuelto en una encrucijada. Así que, para simplificar la tarea, decidió dejar de lado a los amigos con quienes tiene una relación más allá de la virtualidad y a las bitácoras que no se dedican al cine. Por último, sólo escogió blogs de Argentina. El arduo proceso de selección dio como resultado la siguiente lista, en orden alfabético:
  • 791 cine. Blog de la distribuidora y productora que, en medio de tanto Blockbuster, propone películas de autor que de otra manera sería casi imposible disfrutar.
  • Espectadores. El blog de la Spectatrice, de actualización diaria y siempre con elaboración propia, algo tan infrecuente como elogiable en la blogósfera.
  • La picadora de cine. Sir Pirincha y Loazz administran una de las bitácoras de cine más divertidas de la blogósfera.
  • Otros Clásicos. Budokán y su espacio para el lado B del cine: películas no muy vistas y poco recordadas que merecen una vindicación.
  • Plano Cenital. El blog de Hernán Silvosa, que siempre ofrece una mirada distinta y original sobre el séptimo arte.
Ahí están los elegidos. Cada uno sabrá qué hacer con el merecido premio. Una última cuestión: si buscan "galardonil" en Google aparece un resultado. Y, como bien sabido es, si el todopoderoso buscador lo dice debe ser cierto. Así que no se aceptarán cuestionamientos sobre el uso de la ¿palabra? ■

Diario de una madre muerta

Viggo Mortensen y Naomi Watts en una escena de 'Promesas del Este'
En Evolución del western, artículo publicado en Cahiers du Cinéma poco antes de su muerte, André Bazin acuñó la categoría de superwestern: películas que se avergüenzan de ser sólo eso, una de vaqueros, y entonces intentan justificarse con un interés suplementario (estético, sociológico, moral, sexual, político). Aunque pueda suponerse elogioso, el concepto es más bien descriptivo.

Afiche de 'Promesas del Este'
PROMESAS DEL ESTE (2007)
Título original: Eastern Promises. Fecha de estreno: en Canadá, 14 de septiembre; en Argentina, 14 de febrero de 2008. País: Canadá/Estados Unidos/Gran Bretaña. Duración: 100 minutos. Dirección: David Cronenberg. Producción: Robert Lantos y Paul Webster. Guión: Steven Knight. Fotografía: Peter Suschitzky. Montaje: Ronald Sanders. Música: Howard Shore. Elenco: Viggo Mortensen (Nikolai), Naomi Watts (Anna), Vincent Cassel (Kirill), Armin Mueller-Stahl (Semyon), Jerzy Skolimowski (Stepan).

Algo de esto hay en Promesas del Este. Sería un superthriller. O un supergangsterfilm. David Cronenberg disfraza su último trabajo como una película de género. Pero va mucho más allá.

Así como Una historia violenta (2005) contenía, entre otras cosas, una mirada sobre el Estados Unidos profundo (recordar aquella gran escena en la que Tom Stall sale del hospital luego de la masacre en el café y es recibido como un héroe), aquí la película también se presta a múltiples lecturas.

Una chica ucraniana de 14 años, con varios signos de maltrato en su cuerpo, muere al dar a luz. Entre sus cosas Anna (Naomi Watts), la doctora que se encarga se salvar a la beba en el parto, encuentra un diario íntimo y comienza a indagar sobre la joven, motivada por una tragedia que aún no cicatriza. Este será el eje formal de la historia, lo que llevará a Anna hasta la mafia rusa de Londres.

Promesas del Este es, en gran medida, una película dual. Dos mundos completamente diferentes son los que se acercan: el de Anna, su madre y su tío, y el de Nikolai (Viggo Mortensen [1]), chofer de una familia dedicada a negocios turbios. También son dos caras, o más, las de los protagonistas: ambiguos, con relaciones complejas e identidades escondidas. Incluso algún estereotipo queda salvado por la profundidad de los personajes.

Los lazos familiares, la sexualidad, la soledad, la identidad. Todo esto se pone en juego sutilmente, sin excesos o redundancias. Todo se narra de manera natural, sin rebusques estilísticos, de una manera tan sobria como contundente. Los más audaces, incluso, podrán ver una fábula navideña. Bastante irónica, por cierto, porque no faltan las pinceladas de humor negro.

Pero Promesas del Este, y aquí está la diferencia con lo que planteaba Bazin, no se avergüenza de ser una película de género. Funciona muy bien como thriller, con sus climas densos y tensos en una Londres oscura y lluviosa. Con sus asesinatos excesivos y truculentos, al más puro estilo Cronenberg. Y con una notable escena de acción en un sauna, con Nikolai en un estado de absoluta indefensión, que promete ser de lo mejor del año. ■

[1] Mortensen demostró hace rato que es un buen actor. Y hubiese merecido largamente una nominación al Oscar en 2006 por Una historia violenta. Pero en Hollywood cotizan muy bien los cambios de acento; en este caso, un ruso que habla en un inglés británico. Sólo basta recordar a Ben Kingsley y Leonardo DiCaprio, por nombrar un par de casos recientes. Aunque a ellos, como probablemente le ocurra a Viggo, no les alcanzó para ganar.

And the Oscar goes to...

La entrega de los Oscar, premios de la industria del cine estadounidense, tiene escaso valor artístico. No hace falta más que remitirse a un par de ejemplos. Vidas cruzadas (Crash), de Paul Haggis, una de las peores películas de los últimos años, se quedó con la estatuilla en 2006. Y Buenos muchachos (Goodfellas, Martin Scorsese) perdió ante un film que hoy no resiste ni media revisión como Danza con lobos (Dances with Wolves, Kevin Costner) en 1991, año en el que también consiguió una nominación la insufrible Ghost, la sombra del amor (Ghost, Jerry Zucker).

Pero todo el mundo de cine, directa o indirectamente, por interés o curiosidad, le pone un ojo a la ceremonia. Cinematófilos no será la excepción.

En Buenos Aires ya se estrenaron comercialmente dos de las cinco nominadas a mejor película del año: Expiación, deseo y pecado (Atonement), de Joe Wright; y La joven vida de Juno (Juno), de Jason Reitman. Petróleo sangriento (There Will Be Blood), de Paul Thomas Anderson; y Michael Clayton, de Tony Gilroy, que ya se había estrenado el año pasado, llegan este jueves 21. Y Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men), dirigida por los hermanos Coen, recién se exhibirá desde el jueves 6 de marzo, una semana y media después de la ceremonia en el Kodak Theatre.

A la derecha, arriba, bien visible, hay una encuesta con las cinco nominadas como mejor película con sus directores, aunque bien sabido es que Hollywood, en una muestra más de su chotés artística, premia a los productores al elegir el film del año. Sin haber visto ninguna de las candidatas, el pálpito de este bloguer es que el Oscar, en esta última entrega con George Bush en la Casa Blanca, será para Petróleo sangriento. Juno será la Little Miss Sunshine de este año (siempre queda bien nominar una producción independiente, aunque no da para premiarla) y los Coen deberán seguir esperando. Expiación, deseo y pecado será la gran perdedora de la noche y Michael Clayton navegará en la intrascendencia.

Hasta el 24 de febrero, unas horas antes de la premiación, estará disponible la encuesta. En los comentarios pueden fundamentar su decisión. O putear al autor del blog por defenestrar al Oscar y dedicarle una entrada tan superficial al mismo tiempo. ■

México y su fiesta del cine

FICCO 2008Este martes arranca en el D.F. la quinta edición del Festival Internacional de Cine Contemporáneo (Ficco), la cita más importante del séptimo arte en México.

Durante quince días pasarán más de 200 películas de todo el mundo. Entre ellas, en la competencia oficial estará El hombre robado, del argentino Matías Piñeyro, que se vio en el último Bafici y durante febrero se exhibe en el Malba. También se verá, aunque fuera de competencia, la última película de Takeshi Kitano, ¡Viva el director! (Kantoku Banzai!, 2007), que pasó por la última Mostra de Venecia.

Siempre conviene estar al tanto de estos festivales; puede ser una forma de descubrir cosas nuevas que, quizá, luego lleguen a Argentina. En el blog Hablemos de Cine están cubriendo toda la actividad con varios posdcast diarios. También se puede seguir a través del blog oficial del festival. ■

Fue dicho

Rodé Dune sin montaje final y el resultado me perjudicó tanto que tardé tres años hasta que volví a hacer otra película. Aún hoy, todavía no lo he superado. Es una herida que no va a cicatrizar.
David Lynch, sobre el proyecto que filmó para Dino y Raffaella De Laurentiis en 1984. Esta adaptación de la novela de Frank Herbert debe ser lo más flojo de su notable filmografía. De hecho, el estadounidense quedó tan disconforme con el resultado final que cuando De Laurentiis lanzó una versión posterior para televisión, con casi una hora más y en formato de miniserie, se negó a figurar en los créditos: como director aparece el tristemente célebre Allan Smithee y como guionista, Judas Booth.

Lynch pronunció la amarga frase durante una entrevista con el crítico Laurent Tirard, publicada originalmente en la revista francesa Studio y recopiladas luego en el libro Lecciones de cine (Paidós Comunicación, 2004). ■

El pasado vuelve a las piñas

Sylvester Stallone en 'Rocky Balboa'
En Jinetes del espacio (Space Cowboys, 2000), Clint Eastwood, por entonces de 70 años, pidió que no nos olvidemos de los viejitos. La película, aunque mediocre, tiene su interés. Hay un satélite perdido en el espacio cuya tecnología es tan antigua que nadie sabe usarlo. Entonces convocan a cuatro ex pilotos para que colaboren. Eastwood, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland y James Garner viajan al espacio y solucionan el problema. Moraleja: los viejos tienen una sabiduría que lo nuevo necesita.

Afiche de 'Rocky Balboa'
ROCKY BALBOA (2006)
Fecha de estreno: en Estados Unidos, 20 de diciembre; en Argentina, 1 de marzo de 2007. País: Estados Unidos. Duración: 102 minutos. Dirección: Sylvester Stallone. Producción: William Chartoff, Kevin King, Charles Winkler y David Winkler. Guión: Sylvester Stallone. Fotografía: J. Clark Mathis. Montaje: Sean Albertson. Música: Bill Conti. Elenco: Sylvester Stallone (Rocky Balboa), Burt Young (Paulie), Antonio Tarver (Mason "The Line" Dixon), Geraldine Hughes (Marie), Milo Ventimiglia (Robert Jr.), James Francis Kelly III (Steps).

Sylvester Stallone no es Clint Eastwood. Entonces su conflicto entre lo viejo y lo nuevo se resuelve de otra manera, un tanto más burda: a los golpes. Rocky Balboa regresa para cerrar una larga saga pero también, y a su manera, decir que no olvidemos a los viejitos. O, más bien, a demostrar que él, un viejito, puede soportar los golpes de lo nuevo y seguir en pie. Es que, a diferencia de Jinetes..., aquí el desafío es individual.

Stallone, director y guionista de la película, encontró una buena excusa para esta sexta parte. ESPN realiza una pelea virtual por computadora entre Rocky y el actual campeón, Mason "The Line" Dixon (interpretado por el ex campeón mundial Antonio Tarver), para ver quién es el mejor. Entonces al semental italiano le pica el bichito del regreso; siente algo dentro, como le explica a Paulie mientras se pasa la mano por el pecho. Una convincente y millonaria oferta de dos managers hace el resto. Nos vamos a Las Vegas.

En el medio hay una historia simplona y bastante previsible, que plantea pero no termina de resolver algunas cuestiones: el incipiente romance con una camarera, la relación de Rocky con el hijo de ella, el despido de Paulie. Una música repetitiva que intenta remarcar las emociones. Y demasiadas frases con pretensiones aleccionadoras, aforismos tan directos y sencillos como un jab a la mandíbula. A su modo (que, sabemos, no es el mejor) Rocky planta bandera ante un mundo que ya no es el que era. Quienes busquen defenestrar encontrarán un motivo en cada plano.

Pero en el medio también está Bill Conti y su Gonna Fly Now. Basta que suene la música y se sucedan las imágenes (el trote en la calle, los golpes a las medias reses, los huevos crudos como bebida, la subida de las escaleras del Museo de Arte de Philadelphia) para revivir uno de los grandes momentos de la cultura popular de los últimos treinta años. Están los conflictos interiores de un tipo limitado pero con muchas ganas. Y está la pelea final, tan exagerada y ficcionalizada como las anteriores, en la que Rocky se demuestra que sí, que los viejitos pueden mantenerse de pie en un presente totalmente distinto.

Se trata de un final digno para una saga despareja, con varios aciertos (la primera) y unos cuantos errores (la tercera), con atroces intrusiones reaganianas (la cuarta), pero que durante más de 30 años garantizó, aun en sus puntos más bajos (aquella quinta e innecesaria entrega), un buen entretenimiento. ■

Música de películas: Las vírgenes suicidas


Bellísima canción de una hermosa película: el tema Playground love, que los franceses Air grabaron para Las vírgenes suicidas (The Virgin Suicides, 1999), ópera prima de Sofía Coppola. La voz la puso de Thomas Mars, cantante de Phoenix, aunque con el seudónimo de Gordon Tracks. En el video, dirigido por Sofía y su hermano Roman, aparece gran parte del elenco del film e incluye un breve y simulado backstage. Y logra, más allá de los chicles cantantes, aproximarse bastante al costado dulce y melancólico de la película, que también tiene un lado mucho más turbio.

El nombre del dúo que forman Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel no significa "aire" (según la traducción del ingles), sino que está formado por las iniciales de Amour, Imagination y Rêve (en francés, amor, imaginación y sueño). La -peyorativamente denominada por sus detractores- hijísima tiene un gran oído para musicalizar sus films, como lo demostró en María Antonieta, la reina adolescente (Marie Antoinette, 2006). Air también colaboró en su segunda realización, la excelente Perdidos en Tokio (Lost in Translation, 2003). ■

Parecidos



El primer video, a la izquierda, es una escena de Duro de matar 4.0 (Live Free or Die Hard, Len Wiseman, 2007). Esta vez John McClane (Bruce Willis) se enfrenta a un maligno hacker que, luego de lanzar su ataque contra el sistema informático estadounidense, interfiere la señal televisiva con su mensaje (¿será casualidad que la única frase que los malos dejan completa sea de George W. Bush?). La película se estrenó en Estados Unidos el 22 de junio del año pasado y el 16 de agosto llegó a la cartelera porteña.

El segundo video, a la derecha, es un spot de campaña no muy visto de la fórmula que integraban Cristina Fernández de Kirchner y Julio Cobos. Se emitió por televisión en las semanas previas a las elecciones presidenciales del 28 de octubre del año pasado. ■

Actualización (14 de febrero de 2008). YouTube levantó el video con la escena de Duro de Matar 4.0 por reclamo de la Twentieth Century Fox Film Corporation.

La solemnidad viaja en barco (y naufraga)

Han Yeo-reum en una escena de El arco
Chiste tonto y fácil: la película naufraga. Otro: hace agua por todos lados. El arco (Hwal, Kim Ki-duk, 2005) cuenta la historia de un viejo que vive en un barco con una chica a la que encontró diez año atrás. Están solos en medio del mar. No se hablan, aunque están comunicados. Como un preso esteriotipado, el viejo marca los días en un calendario. No espera su libertad sino la día en que la chica cumpla 17 años para convertirla en su esposa. En los hechos ella, que no conoce el mundo exterior, está secuestrada. Pero no muestra disgusto.

Afiche de El arco
EL ARCO (2005)
Título original: Hwal. Fecha de estreno: en Corea del Sur, 12 de mayo; en Argentina, 25 de enero de 2007. País: Corea del Sur/Japón. Duración: 90 minutos. Dirección: Kim Ki-duk. Producción: Kang Yong-gyu, Kim Ki-duk y Michiko Suzuki. Guión: Kim Ki-duk. Fotografía: Jang Seong-back. Montaje: Kim Ki-duk. Música: Kan Eunil. Elenco: Jeon Sung-hwan, Han Yeo-reum, Seo- Ji-seok, Jeon Gook-hwan.

Todo esto queda claro en los primeros minutos, aunque la película lo remarca durante algunos más. Pero esa armonía rutinaria se despedaza, ese microuniverso pierde su equilibrio con la llegada de un nuevo contingente de pescadores deportivos. Entre ellos hay un adolescente (re)cargado de referencias al mundo exterior: un walkman, un arito, una remera con inscripciones en inglés. Como era previsible, se desata un conflicto.

La mirada es más bien contemplativa y no pretende juzgar. Muchos menos aleccionar. Pero el problema no es la falta de un juicio crítico hacia algunas costumbres repudiables o hacia la supuesta misoginia de su director. El problema no es moral sino puramente artístico.

La elogiada corrección formal no es más que solemnidad, a veces demasiado cercana al tedio. Mientras que un largo plano secuencia de Michael Haneke es, además de una belleza, una invitación a la reflexión, aquí no hay más que pura estética. En eso se parece a Agua (Water, Deepa Mehta, 2005), otra película que de tanta pulcritud termina siendo pretenciosa.

La aparente sutileza en la que se movía el film se demuestra falsa en un par de planos detalle. Que la imagen prevalezca sobre la palabra no es garantía contra la redundancia. En este sentido El arco no logra escapar del todo a cierto literalismo al que el pintor Kim Ki-duk se ciñó en la sobrevaloradísima Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera (Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom, 2003). Queda claro en la escena en que ella pierde la virginidad, orgasmo incluido, luego de que un arrebato de rebeldía juvenil ceda de manera dócil e inverosímil ante la tradición. Es de lo más cursi visto en años y genera vergüenza ajena. Lo mismo ocurre con la dualidad sobre el arco que da título a la película: sirve tanto para lanzar violentas flechas como para tocar apacible música (que, dicho sea de paso, en el film siempre suena acompañado de un piano).

Lo que podría haber sido un mediometraje interesante (no más que eso) termina siendo una película de una hora y media que, sobre el final, exacerba una serie de disparates simbólicos que harían las delicias de psicólogos de autoayuda. Desde 1996 Kim Ki-duk viene filmando a un promedio de una película y pico por año, la mayoría de las cuales sólo llegaron a Buenos Aires a través de festivales. Sería imprudente, entonces, trazar alguna generalidad luego de haber visto apenas un puñado. Pero queda claro que si Primavera... y El Arco fueran aforismos ni el mismísimo Narosky se animaría a publicarlos. ■