Unas pocas cuestiones finales sobre el Bafici

El patio del Abasto (Foto: Cinencuentro.com)
Uno. Como nunca, decenas de blogs y webs siguieron a diario el décimo Bafici. Desde Cinematófilos ofrecí un breve comentario de casi todas las películas que fui viendo y algún link interesante al respecto. Es poco (una docena de post frente a más de cuatrocientos films) pero me pareció más interesante contar a qué hora me levanté un domingo, cómo hice para llegar en diez minutos desde el Abasto hasta la Lugones o de qué charlaban los "frikitos" (una generalización absurda que en algún momento pudo ser divertida, pero ya aburre) en la interminable cola nocturna del Altlas Santa Fe.

Dos. De lo que vi y no comenté (por falta de tiempo, ganas o ideas) lo que más me gustó fue Songs of the second floor (Sånger från andra våningen, 2000), de Roy Andersson, una mordaz sátira de la sociedad sueca; y lo que menos, Boarding gate (2007), de Olivier Assayas, que no la salvan ni Michael Madsen y Asia Argento.

Tres. Me quedé con muchas ganas de ver un puñado de películas. Una es Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo (2008), de Yulene Olaizola, que venía de ser premiada en el Ficco y acá ganó la competencia internacional. Otra, Profit Motive and the Whispering Wind (2007), de John Gianvito, que le puso imágenes al libro La otra historia de los Estados Unidos, de Howard Zinn. En Blogs & Docs se puede leer un buen artículo al respecto. Y también, en menor medida (no por las cualidades de la película, sino porque supongo que será más sencilla de conseguir), Stellet licht (2007), de Carlos Reygadas. Las ganas por estas últimas se acrecentaron luego de ver dos videos, cortesía del blog peruano Cinencuentro: a la izquierda habla Gianvito antes de la exhibición de su película; a la derecha, Reygadas dice cosas muy interesantes, siempre y cuando no sean tomadas en términos absolutos.



Cuatro. También me quedé con ganas de ver algo más de Kôji Wakamatsu, cineasta japonés al que desconocía. El suyo es un cine militante y, consecuentemente, le pone el cuerpo a la causa. En la edición del sábado pasado de Sin Aliento, el diario del festival, publicaron una entrevista. Allí cuenta que utilizó su propia casa de campo en el rodaje de su última película, United Red Army (Jitsuroku rengô sekigun: Asama sansô e no michi, 2007): "La historia requería que la cabaña terminase absolutamente destrozada durante el enfrentamiento, entonces no me quedó otra. Tuve que sacrificar mi propia cabaña para hacer la película". Si se manejan bien con el inglés el reportaje completo, muy recomendable, se puede leer en el sitio Midnight Eye.

Cinco. Los festivales parecen exacerbar las diferencias. Hay excepciones, claro, pero en general las películas se aman o se odian. Para Quintín, The Man from London (A Londoni férfi, 2007) comprueba que Béla Tarr es un genio; para Diego Battle, se trata de "un simple regodeo técnico-visual artificial e insustancioso". Sobre Correction (Diorthosi, Thanos Anastopoulos, 2007), Horacio Bernades opinó que "el film se cuida muy bien de medir qué cartas juega, y cuándo lo hace"; Fernando López, en cambio, escribió que "tal retaceo de información primero genera curiosidad, más tarde desconcierta, al fin desalienta". Lo que reafirma que, salvo algunos casos extremos que no admiten discusión, los que en última instancia terminan definiendo el gusto por una película son los sentimientos.

Seis. La Sala Lugones del San Martín es uno de los mejores ámbitos del país (sino el mejor) para ver buen cine. Pero desde hace rato pide una remodelación. Allí los subtítulos se proyectan sobre la película, lo que de a ratos los torna casi ilegibles. En otras salas más modernas el subtitulado tampoco es el mejor, pero molesta menos. Y a esto se pueden sumar otros problemas (algunos casi inevitables en un festival de estas características), como los que enumeró Bernades en Página/12.

Siete. Tal vez sea la influencia de ver cine en continuado durante doce días, ¿pero no les da la sensación de que en pantalla todo se parece mucho, a veces demasiado? ■

4 comentarios:

  1. Rudy: "Intimidades..." me han dicho que ha sido comprada para proyectar dentro de no mucho. Ojalá sea cierto. También me quedé con ganas de verla. Y respecto a la pregunta que cierra tu post... sí, definitivamente sí. Obviamente, en el cine nacional eso está mucho más agudizado. Quizá porque hay menos producción que en otros países. Así que acá, el mal gusto, la pedantería y demás, tienden a amucharse. Saludos. Felicitaciones por el blog. Te oigo además x la 1190. Saludos....

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  2. disculpas: me equivoque de nombre. sos andrés y no rudy (ese es otro blog). el resto del mensaje es correcto. ocurre que tengo dos blogs linkeados de cine. uno, obviamente, es el tuyo. bueno, eso. saludos.

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  3. Hola, bizcocho. Todo bien.

    No sé si el asunto es más notable en el cine argentino. Pero está claro que películas como Night Train o Correction, que compitieron en el Bafici, tienen una matriz bien festivalera. Así como Hollywood saca películas como chorizos, algo de eso hay en otros films, que aunque más pretenciosos reiteran recursos. En el cine argentino lo que veo es una tendencia a la solemnidad. Muchas veces hace falta tomar algunos riesgos.

    Saludos

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  4. Haz hecho una muy buena coberrtura y un mejor balance de lo que dejó una nueva edición de este festival. Saludos!

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